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Sumampa ya cuenta con un museo en la remodelada estación del ferrocarril

En una emotiva ceremonia se inauguró la remodelación y puesta en valor de la Estación Sumampa, un lugar emblemático de esa comunidad del sur provincial.

La histórica estación del ferrocarril de Sumampa fue habilitada después de una remodelación integral que la convirtió en un museo, como parte de los festejos por los 91 años de la ciudad.

 

La ceremonia contó con la participación de antiguos trabajadores ferroviarios de esa estación, de apellido Acosta, Castillo y Paz, quienes participaron de la inauguración junto a autoridades locales, provinciales y eclesiásticas, además de familiares descendientes de ferroviarios y una multitud de vecinos.

 

Tras el tradicional corte de cinta, a cargo del intendente Fernando Bernasconi, se descubrió una placa conmemorativa y se realizó un recorrido por las instalaciones, que ahora albergarán un museo ferroviario, en un sector, y un bar-cafetería, en el restante.

“Esta obra busca que los habitantes de Sumampa vuelvan a apropiarse de este espacio, valorando su riqueza histórica y promoviendo su cuidado y conservación. Este proyecto es uno de los objetivos principales de recuperar todo el predio del exferrocarril para convertirlo en un espacio cultural, deportivo y recreativo al servicio de la comunidad”, explicaron desde la comuna.

 

La estación de trenes General Bartolomé Mitre fue inaugurada el 20 de noviembre de 1933, fecha que dio inicio el surgimiento de la vida institucional de la comunidad.

 

La estación Sumampa surgió en el mismo ámbito geográfico de la Villa de Sumampa, en 1932, cuando se produjo la instalación de la Estación ferroviaria en terrenos que se denominaban en esa época Puesto o Merced de Rojas. Esto surge de la mensura practicada en 1853, a pedido de don Rafael Rojas, en su carácter de descendiente del estanciero portugués Antonio Farías de Sáa, quien donó parte de su propiedad a la Virgen de la Consolación, en lo que actualmente se llama campo de la Virgen.

 

Saá fue quien encargó dos imágenes de la virgen de la Inmaculada Concepción a un connacional en Brasil, que le remitió dos estatuillas para que eligiera, en un contingente que partió de Buenos Aires, en marzo de 1630. Pero la leyenda cuenta que los bueyes que tiraban del carro que las transportaba se detuvo sin remedio en el río Luján, lo que fue interpretado como deseo de la virgen de quedar allí, lo que daría lugar al santuario más concurrido de Argentina. La otra imagen siguió camino hacia Sumampa, donde también es objeto de devoción.

Foto histórica de la estación de trenes de Sumampa (Diario Sud).

Según la primera acta de la primera comisión municipal, realizada el 20 de noviembre de 1933, el Poder Ejecutivo autorizó la expropiación de los terrenos de la iglesia, y allí empiezan a construirse el trazado del pueblo, donde las primeras familias sumampeñas se instalan.

 

Entre los apellidos de esos primeros vecinos se enumeran Matte, Blanco, Vázquez, Peretín, Sánchez, Pineda, Artín, Silva, Kuran, entre otros, que apostaron por “la tierra bendita por nuestra Señora de la Consolación de Sumampa”.

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