Dos hermanos acusados por el asesinato de Jesús Barraza enfrentan una posible condena perpetua
El juicio tiene como acusados a un policía y su hermano cadete, por el crimen cometido hace dos años en el barrio Siglo XXI. Numerosos testigos los señalaron por haberlo asesinado a sangre fría.
“Es mucho dolor, mucha angustia y tristeza. Y lo único que pido es que se haga justicia porque no se lo merecía. Era mi pilar, era todo en casa. No se merecía morir de la forma en que murió mi hijo”, se lamenta Gilda María Barraza, la madre de Jesús Barraza, en el pasillo que da a la sala donde juzgan a policías acusados de su asesinato.
En la madrugada del 31 de julio de 2022, el policía Enrique David Arévalo asesinó de 2 balazos a Jesús, de 19 años, en el barrio Siglo XXI de Santiago Del Estero. Luego de una discusión, el uniformado abrió fuego contra un grupo de amigos, entre los que se encontraba Jesús, cuando pasaban frente a su casa.
Esa noche había una reunión con policías, varones y mujeres, en la casa que alquilaban los hermanos Arévalo. Un grupo de jóvenes que estaban en la esquina pasaron y hubo un cruce de insultos. Entonces los hermanos salieron a enfrentar de atrás de una reja al grupo y uno de ellos sacó un rifle aire comprimido con el que disparo al suelo para ahuyentarlos, y le contestaron con una lluvia de piedras.
A todo esto, Barraza se encontraba en la casa de su novia cuando comenzó a recibir mensajes que le informaban de los incidentes y se fue hasta el lugar. Varios testigos indicaron que trató de pacificar los ánimos.
Uno de los policías calmó a los hermanos y sus atacantes, pero fue apenas un momento. El grupo de jóvenes se fue hasta una esquina y cuando dos se marchaban los policías comenzaron a provocarlos. Entonces corrieron en su ayuda.
Enrique Arévalo saltó la reja y salió a enfrentarlos con su arma reglamentaria: hizo un tiro al aire, luego apuntó a Barraza y –según los testigos- lo hirió en el tórax y después lo habría rematado con otro balazo en la cabeza, cuando ya estaba caído. Su hermano Diego está acusado de haberlo instigado. Además, hay otros dos policías acusados de incumplimiento de sus deberes y encubrimiento.
La defensa de los acusados procura sostener que actuaron con legítima defensa, o en última instancia que cometieron un homicidio simple (con pena máxima de 25 años), mientras que la querella busca demostrar que se trató de un crimen agravado por su condición de policías, más otros agravantes, y, por lo tanto, requerirá la prisión perpetua.
“Mi hijo no ha participado en todo lo que se ha dicho”, indicó la madre de la víctima, lo cual fue corroborado por los testigos que desfilaron.
“Él era una persona que calmaba todo, no le gustaban los conflictos, era solidario, les hablaba a los chicos que consumían porque él nunca lo hizo, era sano, deportista y trabajador. Me ayudaba, porque soy una mamá sola, en todo sentido. Era muy maduro a la hora de actuar y la verdad que me sacaron un gran hombre”, afirmó.
Por último, Gilda expresó: “Siempre era positivo y nos levantaba el ánimo. Hoy necesito eso y no lo tengo”.