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Quién era Juan Izquierdo, el jugador que murió tras sufrir una crisis cardíaca en un partido de Libertadores

Jugó en Nacional y en Peñarol, fue padre en dos ocasiones, salió campeón uruguayo con Liverpool y así pensaba: “Aprendí mucho a valorar cuando tengo salud, que parece normal”

“Es imposible no empezar este artículo recordando lo que le decía Juan Izquierdo hace un año, cuando fue el héroe del Liverpool campeón del Torneo Intermedio: “Aprendí mucho a valorar cuando tengo salud, que parece normal”. Es imposible no hacer énfasis en que a los pocos días de haber sido padre por primera vez, a comienzos de 2022, sufrió una dura fractura y dejó de jugar al fútbol por seis meses, pero al final de esa temporada dijo: “El año que viene la voy a romper en donde sea”’, señala el medio uruguayo en su perfil.

Y continúa: “Es imposible no recordar su amistoso —y último— saludo en el Parque Saroldi hace dos domingos, después de un 3-3 amargo para Nacional contra River, en una noche en la que tuvo varios dolores de cabeza y todos sus compañeros se retiraron cabizbajos.

Pero aún así, lo imposible siempre fue posible para Juan, que antes de que su abuelo muriera le prometió que saldría campeón uruguayo con Liverpool y lo terminó cumpliendo, a fines de 2023. “No compro con nada la felicidad y toda la paz que siento. Hace unos meses se me fue mi abuelo y antes de que partiera se lo prometí y lo pude cumplir. El diario de campeón lo quiero para un futuro, para poner en mi barbacoa”, nos dijo en su momento.

Perfil bajo, Izquierdo era un jugador muy distinto a todos. Los que tuvimos el gusto de conocerlo sabemos que no pensaba en lujos, casi no presumía sus redes y era el soldado número uno de sus entrenadores así no jugara. El aval lo puede dar el Memo Diego López, que aunque prácticamente no lo utilizó, fue el técnico que más lo marcó en su carrera.

Era de esos que hasta te pedían disculpas cuando no podía contestar: “Disculpame, me quedan mensaje para atrás y no estoy con el celular por estar con la gorda. Ya tiene dos años y aquella está por parir en agosto. Pero estoy ATR. Vos sabés que contás conmigo”.

Un pibe con una infancia sana, alejada de los lujos, pero muy cerca de los amigos del corazón que eran su competencia en los picados de fútbol en la calle. Un hombre que cumplió su sueño, que nunca cambió y se tomó mejor que nadie la llegada de Sebastián Coates, pese a que en el fondo, sabía, significaba que dejaría de ser titular: “No pasa nada. Tocará aprender. Es un monstruo”.

Así era Juan, un muchacho que pasó toda su niñez jugando a la pelota, sin los últimos championes o el mejor celular, pero con la familia siempre unida. Que alguna vez se enojó cuando en Twitter una radio sacó de contexto sus declaraciones y que, tal vez sin quererlo, también trasladó ese temperamento de guerrero hasta adentro de una cancha. Aunque eso sí: no había maldad alguna en esos 1,84 metros de alto.

Finaliza: “Su legado quedará abrazado a la bandera de la humildad y el respeto a sus seres queridos. “Mi padre no me dejaba trabajar, pero si yo quería ir me hacía levantar de mañana y trataba de inculcarme que las cosas cuestan. Era más que nada para hacerle compañía y hablar de la vida. Esos pequeños gestos me dejaron una enseñanza que le quiero inculcar el día de mañana a mi hija. Todo aunque parezca fácil, cuesta”.

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