Ya se construyeron más de 80 sistemas para “cosechar agua” en el departamento Avellaneda
El proyecto es desarrollado por Ingeniería sin Fronteras Argentina, el INTA y las comunidades de parajes de esa zona de la provincia.
Comenzó la construcción de cisternas de placas para la captación y almacenamiento de agua para 10 familias del paraje Caranchi Pozo, departamento Avellaneda, aunque ya en la zona se instalaron 80 sistemas bajo la supervisión de Ingeniería Sin Fronteras Argentina y del INTA.
El ingeniero Esteban De Olmos destacó que “estamos trabajando desde hace varios años en la zona de Herrera, Colonia Dora, todo el departamento Avellaneda y otros también de la provincia, pero haciendo fuerte hincapié en esta zona, con el apoyo, el vínculo y el soporte de la Escuela de la Familia Agrícola”.
Este sistema permite “cosechar” agua de lluvia y almacenarla en cisternas, que permiten acceder a agua segura y evitar trasladarse muchos kilómetros para obtenerla o dejar de depender del reparto de los camiones municipales.
“Se propuso trabajar acá por recomendación de las comunidades vecinas con las que estamos. Empezamos trabajando en San Antonio Oeste hace más de un año y San José Oeste y ahí surge el vínculo con la comunidad de Caranchi Pozo y Mailín viejo, como dos poblaciones reducidas en población y que quedaban un poco fuera de los otros proyectos, porque el alcance ya estaba definido. Y la idea fue establecer el vínculo con las familias y ya iniciar la etapa constructiva junto a ellos”, abundó.
“Entre los dos parajes son diez familias e igual número de cisternas en que se está trabajando –precisó De Olmos-. Están en el último recorrido, hoy incluso con algunas familias con las que hemos charlado en las últimas reuniones”.
El desafío grande fue trabajar con las cisternas en plena pandemia, con el aislamiento que nos impedía el traslado entre provincias. “Ya habíamos iniciado este proceso con las poblaciones de San Antonio de Copo, pero todavía no habíamos arrancado con la construcción de las cisternas y ahí fue el vínculo con el Inta, la estación experimental de Quimilí. Allí se propuso la alternativa de trabajar con las de placa, porque entendíamos que se iba a privilegiar el trabajo comunitario que lo podían desarrollar las familias en el mismo paraje, sin la necesidad que llegaran otras personas, más allá de la capacitación técnica en el desarrollo. Después el acompañamiento más periódico, pero no había necesidad que hubiera alguien de fuera del paraje”, recordó.
El ingeniero evaluó que “fue sumamente exitoso el proyecto de nuestra mirada y de las familias, no sólo por la posibilidad de ejecutar 23 cisternas, sino también por cómo se logró organizar la comunidad y después proponer que se conformara un grupo de trabajo para construirlas en otros parajes”.
Así fue que se constituyó cooperativa La Minga, con las familias de San Antonio de Copo, con alrededor de 15 personas que trabajaron en un programa nacional que hoy no está vigente, pero que el año pasado pudieron concretar 82 sistemas en el departamento Avellaneda, en Lugones y Real Sayana y Herrera.
“Y fue un éxito porque no solamente se logró el objetivo inicial que era poder hacer cisternas, sino que se reforzó el vínculo con INTA, se logró armar un grupo de trabajo que durante la estación de cosecha varios que pudieron permanecer con sus familias en ese período y 80 familias más lograron tener un sistema de cosecha de agua de lluvia”, trazó como balance De Olmos.
El proyecto ahora busca ampliar su alcance. “La prioridad está en crecer en territorio enfrentándonos a los desafíos del momento: económicos y también sociales”, finalizó.