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Una mujer irá a juicio por el asesinato a traición de su amante

La acusada en un primer momento intentó involucrar a su pareja oficial en el crimen, pero su versión se cayó. Terminó reconociendo que ella lo mató porque la retenía en su rancho y temía que se descubriera su infidelidad.

La jueza María Pía Danielsen ordenó la elevación a juicio de la causa en la que se encuentra imputada María Isabel Carrizo por el delito de homicidio simple de Ernesto Darío Aranda. Esa medida había sido solicitada en una audiencia por la fiscal Celia Mussi.

 

El hecho ocurrió el 9 de marzo de 2025 en un domicilio del paraje San Luis, departamento Juan Felipe Ibarra, cuando la acusada agredió a un hombre con un ladrillo, provocándole una fractura con hundimiento de cráneo.

 

La víctima fue trasladada al Hospital Zonal de Quimilí y luego al CIS Banda, donde finalmente falleció a causa de las complicaciones derivadas de la lesión.

 

Durante la audiencia, la defensa había solicitado el sobreseimiento, el cese de la prisión preventiva y el arresto domiciliario para Carrizo. Sin embargo, la jueza Danielsen, resolvió hacer lugar al requerimiento fiscal y elevó la causa a juicio bajo la calificación de homicidio simple.

Jueza de Control y Garantías, María Pía Danielsen.

UN CRIMEN A TRAICIÓN

El peón de 35 años murió a raíz de las gravísimas heridas sufridas tras recibir un terrible golpe con un ladrillo en la cabeza, que puso fin a un triángulo amoroso entre la homicida, el joven asesinado y el marido de la imputada.

 

Aranda fue encontrado por una sobrina cuando se encontraba malherido, en su rancho. Allí mismo se encontraba Carrizo, a quien la sobrina le reclamó no haber alertado de inmediato. La mujer inventó una versión en la que señaló que Aranda la mantuvo cautiva hasta que llegó su pareja oficial en moto, quien enfrentó a su amante y lo hirió de muerte. Sin embargo, con el paso de las horas, su relato se hundió.

 

El marido de Carrizo fue identificado como Ramón Ismael Serrano, de 32 años, quien fue trasladado por los investigadores a la dependencia policial, pero demostró que no había estado involucrado en el hecho.

 

Carrizo, que es oriunda del paraje El Colorado, reconoció a la policía “ser la amante de Aranda”. Dijo que “el sábado a la noche me encontré con Ernesto en Quimilí, sin que mi pareja lo supiera” y desde allí “fuimos hasta el rancho de él en Pozo del Toba. Tras varias horas, no me dejaba salir de la casa para regresar a mi vivienda. Yo salí de mi casa diciendo que iba a pasear y ya debía regresar”, confesó.

 

Carrizo terminó admitiendo que cuando Aranda estaba sentado en una silla plástica, la mujer habría aprovechado para golpearlo con un ladrillo en la cabeza, lo que produjo que cayera desvanecido. Al parecer, la mujer se desesperó porque la víctima no la dejaba marcharse y temía ser descubierta por su pareja, por lo que optó por asesinar a su amante.

 

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