El carbón vegetal de Santiago busca más actores, menos barreras y nuevos desafíos
La liberalización del régimen exportador favorece el ingreso de nuevos actores al mercado internacional, pero podría generar una presión a la baja en los precios y una mayor dependencia de los compradores.

Los ingenieros forestales, el magister Julio Felix Michela, investigador del INTA Santiago del Estero, y el Dr. Sebastián Miguel Kees, jefe de la Estación Forestal de Presidencia de la Plaza, Anexa a EEA Sáenz Peña, analizaron en una revista científica las oportunidades, tensiones y desafíos para productores y exportadores en el nuevo escenario del comercio internacional del carbón vegetal.
La eliminación del Registro de Exportadores de Carbón Vegetal (RECAR) marca un punto de inflexión en la cadena productiva de este recurso en la Región Chaqueña. A partir de agosto de 2024, el sector dejó de estar sujeto a este régimen especial aduanero, vigente desde 2012, lo que descomprime de inmediato la carga administrativa que por años limitó el ingreso de pequeños productores y PyMEs al comercio internacional.
Si bien la medida representa una apertura para nuevos actores en la exportación, también implica una transformación profunda en las reglas del juego. El fin del RECAR habilita una posible atomización de exportadores, lo que podría dinamizar el mercado, pero exige una rápida adaptación a estándares internacionales en cuanto a calidad, volumen sostenido y trazabilidad del origen del producto.
El rol de Santiago
Las principales empresas de la actividad se localizan en la provincia del Chaco, en las localidades de Sáenz Peña, Corzuela, Pampa del infierno y Tres Isletas.
Por su parte, en Santiago del Estero, el carbón vegetal es uno de los principales productos forestales.
En 2016, según las estadísticas oficiales, la producción provincial fue de unas 100.000 toneladas, mientras que la provincia del Chaco, durante el año 2021 la producción fue de casi 200 mil toneladas con una cotización oficial superior a los $ 3.500 millones.
La producción, si bien, atomizada, está concentrada en los departamentos Alberdi y Copo. Además, informantes calificados, explican que también se exporta desde otros departamentos, entre ellos, Choya. En este sentido, la principal referencia en esta provincia corresponde a la Cámara de Productores y Exportadores de Carbón de Santiago del Estero.
Nuevos compradores
El fin del RECAR es un escenario que beneficia parcialmente a los pequeños productores, que ahora pueden acceder de forma más directa al mercado externo.
La aparición de nuevos compradores interesados en abastecerse de manera directa podría romper la lógica de concentración en pocos intermediarios, permitiendo a los productores ganar capacidad de negociación y decidir con quién comercializar su producto.
No obstante, las oportunidades vienen acompañadas de riesgos concretos. El mercado internacional no suele dar segundas oportunidades: incumplimientos en la entrega, la calidad o la trazabilidad pueden derivar en sanciones económicas, cancelación de contratos e incluso pérdida definitiva de clientes.
En este contexto, una opción estratégica para los pequeños productores es la formación de cooperativas exportadoras. Estas asociaciones permitirían sostener estándares de calidad, organizar el flujo de producción y defender mejores condiciones económicas en origen, reduciendo la vulnerabilidad frente a compradores con mayor poder de negociación.
En definitiva, la cadena del carbón vegetal está ingresando en una etapa de reconfiguración, con la posibilidad de un reparto más equitativo entre sus eslabones. Pero este nuevo equilibrio solo será sostenible si se fortalece la organización sectorial y se avanza en eficiencia y competitividad. La eliminación del RECAR abre una puerta: el desafío es atravesarla con solidez y sin improvisaciones.
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