Detección precoz: la resonancia magnética está cambiando la forma de tratar el cáncer
La incorporación de inteligencia artificial (IA) en los equipos de resonancia es uno de los avances tecnológicos recientes más destacados.

La detección temprana es un pilar de la medicina preventiva para disminuir el impacto de las enfermedades más frecuentes. Sus objetivos son múltiples: mejorar la calidad de vida de la población mundial, bajar la tasa de mortalidad y reducir el alto costo que genera el tratamiento de las patologías cuando están en etapas avanzadas.
En ese sentido, una imagen puede marcar la diferencia entre una terapia que se inicia a tiempo o una patología que, en silencio, sigue creciendo. Los últimos avances en el desarrollo de la resonancia magnética (RM) hoy la posicionan como un estudio clave para detectar el cáncer antes, sin radiación y con una precisión que cambia decisiones médicas importantes.
“La resonancia magnética permite ver el interior del cuerpo sin usar rayos, transformándose en una nueva forma de cuidar la salud. Es segura, no invasiva y cada vez más rápida. Con las nuevas tecnologías, se convirtió en una herramienta clave para detectar enfermedades antes de que aparezcan los síntomas”, explica la doctora Mariana Kucharczyk (MN 111731), coordinadora médica del Servicio de Diagnóstico por Imágenes del Instituto Alexander Fleming (IAF).
Si bien muchos pacientes ya están familiarizados con este estudio, en los últimos años fue ganando terreno a nivel mundial la versión más extendida: la resonancia magnética de cuerpo entero. Se trata de una exploración completa, que se realiza en aproximadamente una hora, que permite a los médicos contar con una visión integral del organismo y detectar a través de imágenes más precisas elementos de interés como por ejemplo procesos inflamatorios o tejidos atípicos.
La experta destaca que actuar antes de los primeros síntomas con una estrategia terapéutica temprana abre una nueva puerta a la prevención. “Detectar antes de que duela, sin dañar al cuerpo y sin necesidad de utilizar radiación ionizante, es una forma real de cuidarnos mejor, sobre todo en casos en los que puede haber predisposición a la aparición de tumores, o que encontrar enfermedad oculta sea la llave para un nuevo tratamiento que mejore el pronóstico”, agrega.
Resonancia magnética: su impacto en los tumores más frecuentes
La resonancia magnética también se está convirtiendo en un pilar para diagnosticar tumores en zonas específicas, evitando otros procedimientos invasivos. En los tumores de próstata, por ejemplo, hoy es posible detectar lesiones sospechosas sin hacer una biopsia de entrada, permanecer en seguimiento cuando no hay lesiones de alta sospecha o dirigir biopsias guiadas por imágenes que podrían haber sido falsamente negativas sin esta precisión.
También en el caso de los tumores de hígado la resonancia puede marcar la diferencia cuando hay riesgo elevado de cáncer. En pacientes con hepatopatía crónica —como cirrosis o hepatitis B o C—, la RM con técnicas especiales permite detectar carcinomas hepáticos (HCC) en etapas muy tempranas, cuando otras imágenes aún no los muestran. Gracias al uso de contraste hepatoespecífico y secuencias de difusión, hoy es posible identificar lesiones milimétricas y actuar antes. Además, es una herramienta fundamental para seguir a pacientes trasplantados o con antecedentes familiares de cáncer hepático.
“Cuando hay riesgo alto, una imagen puede ser la diferencia entre un hallazgo precoz o un diagnóstico tardío. Cuanto más silenciosa es la enfermedad, más importante es tener una imagen que la anticipe. Un diagnóstico temprano y preciso no solo da más tiempo, también da mejores opciones”, plantea la especialista del IAF.
Hacia diagnósticos más precisos
Las imágenes de las RM también ayudan a tener mayor precisión en el diagnóstico. Un ejemplo es el uso de resonancia con protocolo especializado para evaluar el peritoneo (la membrana que recubre los órganos del abdomen). Esta técnica permite ver si el cáncer se diseminó en zonas que otras imágenes no muestran. Esta información es clave ya que ayuda al cirujano a planificar mejor, evita cirugías innecesarias o terapias incorrectas y mejora la calidad del tratamiento.
“En los tumores de recto, la última parte del colon, permite una estadificación precisa para un tratamiento dirigido e individualizado, ayuda a evaluar si un tratamiento está funcionando, y en algunos casos, se puede evitar cirugías con preservación de órgano, siempre que haya un seguimiento adecuado con un equipo multidisciplinario”, destaca la doctora Kucharczyk.
El uso de la inteligencia artificial y la mirada del médico
Uno de los grandes desafíos que hoy se plantea en la medicina es la incorporación de la inteligencia artificial para mejorar y agilizar los procesos y su coordinación con la mirada de especialistas que le impriman una interpretación multidisciplinaria a la información recabada. El objetivo final es llegar antes y mejor a los diagnósticos con tratamientos hechos a medida.
“La incorporación de inteligencia artificial (IA) en los equipos de resonancia es uno de los avances tecnológicos recientes más destacados. Gracias a sistemas de reconstrucción con deep learning, hoy se logran imágenes más claras, estudios más rápidos y un mayor confort para el paciente. Todo esto no es futuro: ya sucede en nuestro país, en centros que apuestan a la innovación como una forma de cuidar. La resonancia magnética de hoy no solo permite ver más. Permite ver antes, con más seguridad y con menos impacto en el cuerpo”, destaca la doctora Kucharczyk.
Lejos de automatizar la medicina, la posibilidad de ver antes y mejor lo que sucede, es una oportunidad para personalizar la atención y que todo el conocimiento y la experiencia de los médicos se enfoque en los pacientes. “Son los médicos quienes adaptan los protocolos a cada paciente, deciden qué buscar y cómo hacerlo, y luego interpretan los hallazgos con atención al detalle, sensibilidad clínica y compromiso con cada persona. La calidad del estudio no depende solo del equipamiento, sino también del ojo experto que lo analiza. Y eso, hoy más que nunca, hace la diferencia y nos vuelve más humanos”, concluye la experta del Instituto Alexander Fleming.