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Víctor Hugo Cajal: una carrera marcada por la pasión, la humildad y el valor del esfuerzo

Es uno de los grandes deportistas que ha dado Santiago del Estero. Compromiso, disciplina, respeto y humildad, fueron y son sus grandes valores. Aquí una extensa entrevista con El Librepensador, donde repasa su carrera y la emoción de jugar con su hijo Joaquín.

Víctor Hugo Cajal, el destacado basquetbolista santiagueño, compartió en una entrevista con El Librepensador emotivas declaraciones sobre su extensa y exitosa carrera en el deporte. Desde sus humildes comienzos en el Club Huracán, hasta llegar a jugar profesionalmente y compartir cancha con su propio hijo. Cajal repasó los momentos más importantes de su trayectoria. A continuación, un recorrido por su vida en el básquet, su paso por el fútbol y su mirada hacia el futuro.

Los inicios: entre Huracán y el amor por el deporte

“Mis inicios fueron muy comunes, como la mayoría de los chicos”, cuenta Cajal al recordar su niñez. “El Club Huracán era nuestra segunda casa, nos tenían que correr del club. El viejo Calderón, quien en esa época era el canchero, siempre estaba allí, disfrutábamos mucho ese lugar.” Para Cajal, el deporte comenzó como un pasatiempo, jugando tanto al básquet como al fútbol. Sin embargo, con el tiempo, el básquet fue ocupando un lugar central en su vida. “En un principio era una diversión, pero gracias a mi agente, en 2001 decidí dedicarme profesionalmente.”

Esos primeros años dejaron huellas profundas en su vida. “Fueron años muy lindos que me enseñaron cosas que hoy en día ya no se viven. Recuerdo largas noches después de los juegos, escuchando historias de los mayores del equipo.” En este sentido, destacó que cada club en el que jugó lo formó tanto como persona como jugador. “Viví la transformación del básquet y las costumbres en los últimos 20 años, desde las diferentes ligas argentinas.”

El ascenso con Quimsa: un recuerdo imborrable

Uno de los momentos más especiales para Cajal fue el ascenso con Quimsa, un logro que, según él, sigue siendo mencionado por la gente que lo cruza en la calle. “Por el reconocimiento y lo que representó para mi familia y una provincia entera, el ascenso con Quimsa es algo que nunca olvidaré. Todavía hay gente que me lo menciona.”

Aunque no señaló un partido en particular como el más importante, destacó que el tiempo y los años fueron moldeándolo como jugador. “No sé si hay un torneo o partido en específico, pero cada experiencia me enseñó y me formó.”

Una de las características que definen la carrera de Cajal es su capacidad para mantenerse en la élite del básquet durante tantos años, algo que atribuye a varios factores. “Gracias a Dios y la Virgen, no tuve ninguna lesión grave. Además, me cuidé mucho, siendo inteligente en los momentos que debía hacerlo, entrenando con responsabilidad y manteniendo una mentalidad firme. No me conformo nunca, siempre quiero más. Siempre quise competir contra los mejores porque eso me potencia.”

También brindó un valioso consejo para los jóvenes deportistas: “Primero que disfruten de lo que hacen, no todos tienen la suerte de trabajar de lo que les apasiona. Y después, que tengan dedicación, conducta y buenos hábitos, porque son los que te hacen llegar lejos.”

Jugar con su hijo: un sueño hecho realidad

Uno de los capítulos más emotivos de su carrera fue, sin dudas, el haber compartido cancha con su hijo Joaquín. Cajal lo describe como un momento único: “Fue la misma sensación que cuando me hice padre: satisfacción, emoción y alegría. No por el resultado deportivo, sino por compartir con él dos temporadas a buen nivel.” Este momento, según lo expresó, es una bendición que el destino le otorgó: “La pelota y el destino se encargaron de cumplir este sueño maravilloso.”

Víctor Hugo Cajal
Víctor Hugo Cajal

El fútbol, una pausa necesaria y el regreso triunfal

Aunque el básquet fue su pasión, Cajal también tuvo un paso por el fútbol, algo que considera un amor deportivo junto al básquet. “En mi niñez y adolescencia jugaba los dos deportes, tanto en Unión Santiago como en Huracán.” Sin embargo, un problema de salud lo llevó a hacer una pausa, algo que, en retrospectiva, considera fue una decisión acertada. “Fue un descanso necesario, más de la cabeza que físico, y hoy puedo decir que fue lo correcto. Me ayudó a entender cómo era el básquet profesional, y a partir de ahí, todo fue en subida.”

El jugador señala que ambos deportes son “diferentes pero igual de pasionales”, y bromea sobre una anécdota de su juventud. “No tengo muchos recuerdos de aquel torneo 3×3 como cadete, pero si me dan el viaje a Carlos Paz, lo tomo, ¡siempre es lindo viajar y disfrutar!”

El legado de Víctor Hugo Cajal

“La verdad, no sé qué legado dejo, creo que eso corresponde a los demás decirlo. En lo personal, siempre quise disfrutar, lograr cosas importantes y, sobre todo, ser una buena persona. El jugador puede ser bueno, malo, excelente, pero al final del día pasa. Lo que queda y lo que se recuerda es la buena persona.”

Mirando hacia el futuro, continúa con la misma determinación que lo ha caracterizado durante toda su carrera. “Esta temporada sigo con Independiente BBC en la Liga Argentina, buscando llegar lo más lejos posible y pelear por el ascenso. Se formó un buen equipo, y el objetivo es ser fuertes en casa y soñar con una temporada exitosa.” Aunque reconoce que el ascenso es difícil, tiene fe en que, tarde o temprano, se logrará. “Ojalá sea este año, y si no, será en algún momento, porque la institución lo merece.”

Víctor Hugo Cajal es más que un destacado deportista. Es un referente del básquet santiagueño y argentino, cuya carrera ha estado marcada por el esfuerzo, la pasión y el compromiso. Su legado, según él, lo definirán otros, pero lo cierto es que tanto dentro como fuera de la cancha, su presencia ha dejado una huella imborrable.

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