Se multiplican las renuncias de docentes universitarios por los bajos salarios y la falta de fondos para investigar
Docentes dejan sus cargos o reducen drásticamente sus horas para poder tomar otros empleos o emigrar. Solo en Exactas de la UBA renunciaron este año 135 profesores y auxiliares, el 13% del plantel docente. Autoridades advierten un “panorama desolador” para 2025.
Cada vez más profesores de universidades públicas reducen sus horas o renuncian a sus cargos por los bajos salarios y en algunas facultades las partidas ya alcanzan al 13% del plantel docente. La tendencia genera incertidumbre por la calidad educativa hacia adelante, pone en peligro la continuidad de investigaciones y plantea un “panorama desolador” a futuro, según coincidieron autoridades académicas y profesores consultados.
En la UNSE, la situación no parece ser mejor: una alta fuente reconoció una caída abrupta de las inscripciones de la facultad más numerosa, como Humanidades, para 2025. Y consideró que uno de los factores determinantes fue el aumento del costo del transporte -en general- y del alojamiento y manutención para los estudiantes del interior, a los que ya no les bastan las becas.
Hubo algunas renuncias, sobre todo de contratos de no docentes que cumplen días horarios como la planta permanente, mientras se continúan con los concursos de cargos con baja carga horaria, con una bajísima remuneración que oscila entre $100.000 y $200.000. Los fondos de incentivo que antes se enviaban desde Nación se cortaron, lo que impide mejorar los haberes, se explicó. Apenas se reparten los fondos de vacantes generadas por jubilación.
A nivel nacional, el aumento de las renuncias es mayor entre los docentes más jóvenes, que pueden cobrar hasta cuatro veces más en el exterior o en el sector privado. En el otro extremo de la escala, también crece la deserción entre quienes están en edad de jubilarse, una situación que vacía a las universidades del personal con más trayectoria.
“Sin ningún lugar a dudas, la preocupación más urgente con la cual vamos a iniciar el 2025 es la recomposición salarial pendiente del año 2024”, advierte Víctor Moriñigo, presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) que nuclea a los rectores de todas las universidades públicas de Argentina.
El atraso salarial trae como consecuencia el incremento de renuncias docentes, “un fenómeno que se da en todo el país, pero se ve mucho más en las grandes ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza o Santa Fe porque hay más variedad de potenciales empleadores”, precisa Moriñigo.
“Es muy penoso perder a profesores que uno los viene formando desde hace mucho tiempo y que, por cuestiones coyunturales, tengan que irse”, agrega el presidente del CIN, que también es rector de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
A lo largo del 2024, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) renunciaron en total 135 profesores y auxiliares, lo que representa el 13% del plantel docente, según datos que esa casa de estudios le brindó a elDiarioAR.
“Es un número muy grande y se nota una tremenda deserción. Dependiendo de las disciplinas, va cambiando el perfil de adonde se fueron. Algunos pasaron a la industria, otros a universidades privadas o partieron del país”, explica el decano de Exactas, Guillermo Durán. Y continúa: “Los sueldos de nuestros profesores investigadores son entre tres y cuatro veces más bajos que los sueldos que pueden llegar a ganar en países como Chile, Uruguay o Brasil. Y la calidad de nuestra gente es muy buena, entonces tienen oportunidades en todos lados”.
Las áreas más afectadas de la Facultad son las que están vinculadas con computación y química. A contramano de la deserción de sus profesores, Ciencias de Datos es la carrera con mayor cantidad de inscriptos de Exactas desde sus inicios en 2021.
“La situación es espantosa. En cuarenta años de democracia no hubo un ajuste sobre la universidad y la ciencia tan salvaje como el que hizo este gobierno en un año”, remarca Durán. “Por el momento, estamos haciendo todo lo posible para mantener la oferta académica tal cual estaba sin tener que cerrar cursos, pero por supuesto que estas partidas en masa provocan una disminución de la calidad”.
Una de las instituciones que se vio obligada a modificar la oferta académica es la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), que cerró las inscripciones para 2025 en las carreras de Tecnicatura y Licenciatura en Informática porque no hay docentes para cubrir todos los cursos que se necesitarían si se sumarán nuevos estudiantes.
Después de un año con paros docentes, tomas de facultades, clases públicas y dos marchas universitarias federales contra el ajuste que aplica el gobierno de Javier Milei sobre la educación superior, el conflicto, lejos de solucionarse, se expande en el tiempo.
Ya en octubre la Facultad de Agronomía de la UBA había advertido sobre la renuncia de 30 profesores “altamente calificados”, que configuraban alrededor del 10% del plantel. Ahora, la problemática se profundiza porque al menos 15 docentes solicitaron la disminución de su dedicación exclusiva.
“Pidieron tener una dedicación part time y el resto del tiempo se dedican a la actividad privada, con lo cual estamos perdiendo cerebros y capacidades. Se trata de una tendencia peligrosa para sostener el rol fundamental de la universidad que es la investigación”, resalta la decana de Agronomía, Adriana Rodríguez.
La partida de los docentes más jóvenes se profundiza por la suspensión del ingreso a la carrera de investigador del Conicet y por la interrupción del pago de subsidios a los laboratorios de las facultades. En la FFyB, el ajuste afecta investigaciones que buscan dar respuesta a problemas de salud de la población, como el desarrollo de vacunas, kits diagnósticos o medicamentos para enfermedades desatendidas.
“El panorama es bastante desolador porque además no hay ningún indicio de que las autoridades nacionales tomen seriamente la caída del salario”, agrega el decano. Y advierte: “Si la situación permanece, prevemos una disminución muy grande en los distintos estamentos de recursos humanos de la universidad”.
Si bien las autoridades académicas consultadas concuerdan en que los salarios docentes son el tema más grave de cara al próximo ciclo lectivo, advierten que la cuestión de los gastos de funcionamiento tampoco está resuelta porque el Congreso no aprobó un nuevo presupuesto para 2025.
Para encontrar una alternativa, el Consejo Superior de la UBA firmó la semana pasada una resolución donde solicita a la Cámara de Diputados convocar a una consulta popular vinculante para aprobar la Ley de Financiamiento Universitario que Milei vetó en octubre.
El lunes pasado el Ministerio de Capital Humano anunció que “la inversión universitaria para 2025 es la tercera más alta del presupuesto nacional”. Sin embargo, los 4 billones de pesos previstos están apenas por encima de la mitad de los 7,2 billones reclamados por el Consejo Interuniversitario Nacional para cubrir las necesidades del sistema.
“Esperamos que el gobierno haga el esfuerzo y genere todas las condiciones políticas para que durante enero y febrero pueda trabajarse en una oferta que empiece a recuperar salarios respecto a la inflación porque de eso depende cómo arrancará el año”, concluye Moriñigo. (DiarioAR).