Preocupante: 8 de cada 10 adolescentes accedieron a jugar en apps o participar de apuestas online
Enterate cómo trabaja Santiago para la prevención de la ludopatía y consumos problemáticos digitales.
La adicción al juego online, especialmente entre adolescentes, se convirtió en una preocupación creciente en Argentina, exacerbada por la pandemia y eventos deportivos como el Mundial de Fútbol de Qatar 2022.
El estudio “Apostar no es un juego” investigó la penetración de las apuestas en línea entre adolescentes y jóvenes de Argentina, y reveló que tres de cada cuatro jóvenes que apuestan dedican hasta dos horas diarias a esta actividad, mientras que un 13% pasa más de cuatro horas por día en plataformas de apuestas en línea.
El trabajo, que fue realizado entre marzo y julio de este año y contó con una muestra de 7.810 encuestas analizadas, mostró que el 95% de los encuestados había escuchado hablar de las apuestas en línea, mientras que el 38% admitió haber apostado al menos una vez.
Datos preocupantes
Ocho de cada 10 adolescentes y jóvenes accedieron o conocen a alguien que haya apostado online en el último año. De ellos, el 37% ingresa a apps o páginas webs de juegos -también conocidas como casinos virtuales- muy seguido o todos los días.
Los datos surgen de una encuesta realizada por Unicef Argentina y la organización Bienestar Digital a cerca de 600 adolescentes y jóvenes, entre el 27 de junio y el 5 de agosto de 2024.
De los entrevistados, el 58% eran mujeres, mientras que un 38% se identificó como hombre. El 66% tenía entre 18 y 24 años, y el porcentaje restante, entre 13 a 18 años.
Las apuestas online son un problema cada vez más serio en los adolescentes. Como explicamos en esta nota, el propósito de una apuesta es beneficiarse de un pronóstico o predicción hecha para que el apostador trate de ganar dinero de su conjetura. Pueden ser deportivas, o de otras temáticas, como juegos de casino o lotería..
En muchos adolescentes, el juego puede volverse una adicción, lo que puede implicar graves consecuencias en los jóvenes.
Prevenir la ludopatía en menores santiagueños
El Gobierno de Santiago del Estero, encabezado por Gerardo Zamora, anunció el mes pasado el lanzamiento de un programa de concientización y prevención de la ludopatía y consumos problemáticos digitales, dirigido especialmente a niños y adolescentes de esta provincia.
En uno de sus artículos, el decreto ordena “el bloqueo de sitios en redes públicas e impedir el acceso a páginas web, plataformas digitales y cualquier otro formato que facilite las apuestas en línea, acceso a pornografía y otros contenidos ilegales o indebidos en todos los servicios de internet de acceso libre brindados por el Estado”.
El presente decreto se aplicará en todas las redes de internet que sea administradas o subvencionadas por el Gobierno de Santiago del Estero, incluyendo, pero no limitándose a escuelas e instituciones educativas, sino también en plazas y espacios públicos con WiFi, organismos y oficinas gubernamentales.
El caso de Nico con las apuestas
Nico tenía 16 años cuando por primera vez apostó los resultados de un partido. Fue el año pasado. Luego, empezó a jugar con sus amigos en los recreos, con la plata que le daban para gastar en el colegio. Según cuenta, la mayoría de los chicos hacía lo mismo. El dinero ya no le alcanzaba cada día para sus apuestas. A veces, solo a veces, ganaba algo.
Empezó a vender cosas que ya no usaba. Pidió plata prestada a amigos y a conocidos. Cuando le robó a su mamá, hace dos meses, ya no había vuelta atrás: “se me fue todo de las manos. Comencé a perder el control; ya ni dormía, sólo pensaba en apostar. Lo más triste fue perder la confianza de mis padres”, cuenta el joven, angustiado. Este año termina la secundaria. Como consecuencia de su adicción, se quedó sin viaje de egresados. Y ahora está haciendo terapia para recuperarse.
Los padres de Nico sospecharon que algo no estaba bien en una reunión escolar. “Primero lo notaron los preceptores, pero no sabían bien qué hacíamos con el celular, y por qué hablábamos de plata. Después de preguntar, descubrieron que nos pasábamos toda la mañana apostando y que ya había problemas porque nos prestábamos guita”, explica.
“Ahora me doy cuenta de que si seguía por ese camino iba a pasar lo peor. Una vez gané $ 50.000 y a la media hora ya no tenía nada. Es una obsesión, te quita el sueño y las ganas de hacer lo que antes hacías”, remarca.