Por HAYDEE BORQUEZ MICOL
IG : @HEIDI_BORQUEZ
Siempre me he preguntado: ¿Nos vestimos para el clima o para la emoción de la estación? Porque, seamos honestas, el otoño no es solo hojas secas y cafecitos con las amigas. Es la excusa perfecta para envolvernos en texturas suaves, colores que abrazan y ese toque de dramatismo que solo el invierno puede justificar.
Este año, las pasarelas y las calles se pusieron de acuerdo en una cosa: la nostalgia y la modernidad son la pareja más inesperada y mejor vestida de la temporada. Por un lado, el old money aesthetic sigue marcando territorio con trench coats impecables, faldas midi y lana en tonos neutros (porque nada dice “sofisticación” como un abrigo camel que parece heredado de la realeza). Por otro, el cyber grunge irrumpe con cuero metalizado, botas robustas y transparencias audaces que desafían la idea de que el invierno es solo para abrigarse. Isabel Marant nos invita a jugar a ser gitanas con su re edición del boho chic estilo que va a inundar las calles, esperando que juguemos un poco con texturas , flecos y bordados.
¿Y qué sería del frío sin un buen abrazo de moda? Las maxi bufandas y los sweaters oversize vuelven, pero con un twist: cuellos exagerados, texturas tejidas a mano y ese aire de “no se lo devolví a mi ex” que tanto nos encanta. Los guantes largos regresan, casi como un homenaje a la elegancia de antaño, y los flecos dicen presente en chaquetas, bolsos y hasta botas.
En cuanto a la paleta, los grises y marrones se visten de gala con destellos de borgoña, verde botella y un azul profundo que recuerda a esas noches invernales en las que el mundo parece más silencioso y misterioso.
Así que, mientras nos preparamos para enfrentar la estación con estilo, la pregunta es: ¿seremos musas de la nostalgia, diosas gitanas o guerreras del futuro? Tal vez, la clave esté en no elegir, y simplemente jugar.
