Los rebeldes sirios apuran la transición para evitar conflictos internos y la irrupción del Estado Islámico
Hay demasiadas facciones armadas en disputa. Los grupos islámicos intentan alejar el riesgo de una desintegración. Turquía y los kurdos tienen un rol clave.
Los rebeldes islámicos que derrocaron a Bashar Al Assad buscan conformar rápidamente un “gobierno de transición” para evitar el caos y la desintegración de Siria frente a las numerosas facciones armadas activas en el terreno. Quieren, en concreto, evitar escenarios como los que sobrevinieron a las muertes de Saddam Hussein y Muamar Gadafi en Irak y Libia, que empujaron a ambos países a violentos conflictos internos aún vigentes.
En esa compleja atmósfera bélica y religiosa, el mayor temor es un resurgimiento del brutal grupo terrorista Estado Islámico, hoy debilitado pero aún presente en algunas zonas del territorio y que llegó a conformar un Califato en extensas áreas de Siria e Irak hace solo una década.
“A medida que esto se desarrolla, existe el potencial de que elementos en la zona, como el Estado Islámico, intenten aprovechar esta oportunidad y recuperar capacidad”, advirtió el jefe del Pentágono, Lloyd Austin.
La caída de la dinastía de los Assad no dio una paz inmediata a Siria. De hecho, fuerzas estadounidenses bombardearon el domingo 75 objetivos en el centro del país. Estados Unidos tiene en el terreno 900 soldados como parte de la coalición internacional que combate al Estado Islámico, que intenta reorganizarse y se muestra aún activo en algunas zonas bajo su control.
Pero no solo Washington mantuvo sus ataques en el país. Este lunes la aviación israelí bombardeó buques militares en el puerto mediterráneo sirio de Latakia y atacó almacenes de armas en varias localidades en las afueras de esa ciudad, según el Observatorio Sirio de Derecho Humanos y la radio oficial del ejército israelí. Además, tropas israelíes entraron en la zona de contención en el límite de la anexada meseta siria de los Altos del Golán. La ONU advirtió que esa maniobra “constituye una violación” del acuerdo de retirada de 1974 entre Israel y Siria.
En ese marco, los rebeldes sirios apuran la transición. El encargado de llevar adelante el nuevo poder interino será Mohamed al Bashir, el presidente del llamado “Gobierno de Salvación” que administra de facto la provincia de Idlib, en el norte del país, a través del Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), el principal grupo islámico que derrocó a Al Assad.
Esta organización armada está liderada por Abu Mahammed al Golani, un exjefe militar del Estado Islámico y de Al Qaeda que rompió lazos con el terrorismo hace siete años y que busca reorganizar el país con un discurso de apertura democrática. El grupo tomó Damasco con la ayuda de varias facciones islámicas respaldadas por Turquía.