Las “travesuras” de Astor Piazzolla en Termas de Río Hondo
El genial músico protagonizó episodios memorables durante su estadía en la ciudad turística, en los años 60’, cuando se presentó con su conjunto en un hotel.

Astor Piazzola es recordado por su carácter fuerte, pero también por sus bromas pesadas, algunas de ellas realizadas en su breve paso por Termas de Río Hondo, según el libro de su músico de aquellos años, Oscar López Ruiz.
En esa recopilación de anécdotas vividas en primera persona, tras su incorporación como guitarrista del quinteto, en 1961, menciona un par de episodios que muestran el costado menos conocido del adusto Piazzolla.
López Ruiz recuerda que Piazzolla, “cuando estuvo una vez en Termas, le sacó la bicicleta a un vendedor ambulante y su puso a pasear por la ciudad. Los lugareños comentaron que el vendedor ambulante se puso como loco por la falta de su herramienta de trabajo”.
Cuando volvió de su exploración, el músico recibió el enojo del vendedor y entonces lo desafió a una pelea: “Peleame…y si me ganas, te regalo una nueva y, si te gano, me la quedo”.
Piazzolla era de hacer bromas pesadas y sus músicos lo miraban sin entender porque estaba a minutos para actuar en un hotel. En su juventud en EEUU integró una pandilla, hasta que encontró su rumbo en la música, por lo que no rehuía a una pelea callejera.
“Era bastante grandote digno de respeto y cuando se enojaba, era bravo, pero se sorprendió por la habilidad del boxeador contrincante y vendedor ambulante: corajudo. Los músicos, terminaron siendo jueces y también hicieron sus apuestas. La pelea duró bastante hasta que decidieron: un empate”, rememora López Ruiz.
De todas maneras, Astor le regaló una bici nueva, ropa y entradas para que con toda su familia fuera a ver su orquesta.
El músico recuerda que terminado el espectáculo musical, se fueron a cenar juntos y “hasta hubo una propuesta de trabajo (para el vendedor) como guardaespaldas en sus giras”.
Pero la anécdota no termina aquí. “En un momento que quedaron solos (ya se habían ido los músicos y la familia), entonces Astor y el vendedor acuerdan tomar por alquiler un mono que utilizaba el termeño para hacer unas monedas extras. Ya estaban en confianza. El resultado fue que por el pasillo del hotel donde se hospedaban, el músico lo iba tinqueando al mono para hacerlo enojar. Cada dedo de Astor era como salamín. El animalito embraveció como si fuera el mismo infierno desatado y entonces lo lanzó a la habitación donde descansaban dos músicos. Tal fue el susto, que los 2 terminaron en la vereda en calzoncillos. Y sabían que Piazzolla había cumplido con su palabra de ‘joder’ a sus músicos. La historia termina en que entró el vendedor para recuperar y sobre todo calmar al monito”.
Anécdota publicada en Facebook por Omar Estanciero, tomada del libro “Loco, loco, loco… 25 años de laburo y jodas conviviendo con un genio”, de Oscar López Ruiz, quien entrevistó al músico de Piazzolla, Horacio Malvicino.



