Julieta Makintach denunció presiones y aseguró que el documental “no fue clandestino”
La jueza suspendida volvió a declarar en el jury en su contra por la filmación de un documental durante el juicio por la muerte de Diego Maradona.

La jueza Julieta Makintach, suspendida y sometida a un jury por haber permitido la filmación de un documental durante el juicio por la muerte de Diego Maradona, volvió este martes a presentarse ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Isidro.
Al retirarse de la audiencia, lanzó una grave acusación: “Hay testigos que fueron presionados para no venir. ¿Le tienen miedo a la verdad? ¿Por qué van a desistir de testigos? Pregúntenselo ustedes”, dijo ante los medios.
Makintach aseguró que el proceso disciplinario en su contra forma parte de “tres juicios: uno mediático, uno verdadero y uno oculto”. “Fíjense con cuál de los tres pueden lidiar”, desafió. La magistrada, que enfrenta cargos por supuesta “falta de decoro” y “violación de deberes éticos”, insistió en que “no hubo nada clandestino” en la filmación que originó el escándalo.
“Hablan de mi amiga Lía Vidal, una simple ama de casa. Ella me pidió hacer una entrevista sobre mí, solo sobre mí. No me pareció mal hacer una nota en tribunales un domingo. Es mi casa, voy desde los 8 años a los Tribunales”, explicó.
Según dijo, aceptó hablar porque pensó que se trataba de un proyecto personal y negó conocer a los responsables de la productora: “No les conozco las caras”.
Durante su exposición, Makintach se mostró afectada cuando mencionó que en el jury se habló de su hermano y de su padre. “Esto me afecta a mí, a mi vida, a mi apellido. La recusación era un intento que se venía pensando hace rato”, expresó con la voz quebrada.
La jueza también cuestionó a su colega Maximiliano Savarino, quien había declarado que “no observó a nadie filmando” y que desconocía la existencia de grabaciones dentro del tribunal. Makintach anunció que presentará una denuncia penal por falso testimonio agravado contra él y lo acusó de “borrar mensajes y mentir frente a dos secretarias”.
“Yo vengo a decir mi verdad y ojalá se pueda escuchar”, insistió. Según sostuvo, el tribunal que integró se conformó legalmente y su designación estaba avalada por documentación: “En San Isidro no hay jueces. Casi todos los tribunales tenían un lugar vacío. Nadie quería agarrar la presidencia del juicio de Maradona porque era muy difícil y porque iba a llevar más de cinco meses de debate. Yo no dudé en aceptar”.



