Ciencias

Impulsan estrategias de alimentación para el ganado en áreas de secano de la región de Choya

Se trata de un importante trabajo de innovación en el área de secano, una conjunción entre ciencia y productores, para mejorar la producción de los forrajes.

En el paraje La Represa, departamento Choya, técnicos de extensión e investigación del INTA Santiago del Estero, en articulación con el grupo de productores “Nuevo Clima“, llevan adelante un ensayo técnico con el objetivo de validar estrategias de alimentación para el ganado en áreas de secano, analizando la producción de forraje y el comportamiento de especies combinadas de vicia (Vicia villosa), cebada forrajera (Hordeum vulgare) y triticale (Triticosecale), claves para la alimentación ganadera.

El ensayo consta de dos parcelas diferenciadas. La primera, de 0,5 hectáreas, fue sembrada con un sistema intercalado de Vicia villosa inoculada con Rhizobium, para potenciar la fijación biológica de nitrógeno, cebada forrajera y triticale.

La segunda parcela, de 0,25 hectáreas, repite esta combinación, pero incorpora guano de cabra como fertilizante orgánico, aplicado en una dosis aproximada de 10 toneladas por hectárea.

Esta comparación permitirá evaluar el efecto de la enmienda orgánica en la productividad del sistema y en la capacidad de secuestrar carbono orgánico en el suelo.

 

Fundamentos técnicos de la combinación de especies

La selección de estas especies no es casual: la vicia, como leguminosa, aporta proteína de alta calidad y mejora la fertilidad del suelo mediante la simbiosis con Rhizobium. Por su parte, la cebada y el triticale, cereales adaptados a condiciones restrictivas, proporcionan volumen de biomasa, fibra y energía.

Esta sinergia no solo optimiza el valor nutricional del forraje para el ganado, sino que también ofrece ventajas agronómicas como una mayor cobertura del suelo, reducción de la erosión eólica e hídrica, y mejoras en la retención de humedad.

Por otro lado, la mayor diversidad de especies vegetales por unidad de superficie favorece la actividad biológica de varias comunidades biológicas que son las responsables de proveer los nutrientes al cultivo desde la materia orgánica del suelo.

El uso de abono orgánico, dependiendo de sus características físico-químicas y formas de aplicación, incrementa la materia orgánica del suelo mejorando la porosidad y la estabilidad de los agregados (los terrones resisten fuerzas externas evitando pérdida de suelo), la distribución del agua y aires en profundidad, resistencia de las plantas a enfermedades y sostiene la actividad biológica en sus más diversas comunidades.

Luego, los cultivos disponen de lo necesario para su desarrollo en todo el ciclo del crecimiento y se evita el uso de insumos externos que encarecen al sistema de producción.

 

Seguimiento, validación participativa y relevancia para el sector

El equipo técnico realizará un monitoreo continuo del desarrollo de los cultivos, incluyendo evaluaciones de biomasa, parámetros climáticos (temperaturas y precipitaciones), análisis de suelo y registros fenológicos.

Estos datos se complementarán con un proceso de capacitaciones y reuniones con los productores para asegurar mejores resultados en sus sistemas productivos.

Los resultados de este ensayo aportarán información para optimizar el manejo de pasturas en ambientes de secano, estableciendo una línea de referencia en cuanto a producción sostenible de forrajes para ambientes serranos.

Este tipo de innovaciones, validado conjuntamente con los productores locales, representa un primer paso hacia sistemas más resilientes ya que se busca generar una mayor autonomía en la producción de forraje, reducción de costos en insumos externos y garantizar una mejora en la calidad de sus suelos.

Técnicos del INTA responsables del ensayo: Andrea Avalos, María Cristina Sánchez, Marcelo Contreras, Alicia Córdoba, Cecilia Álvarez, Paolo Pisano y Carlos Llorvandi.

 

Fuente: INTA Santiago del Estero

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