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Peluquero santiagueño que asesinó a un colega en Recoleta va a juicio

Luis Abel Guzmán fue detenido en el partido bonaerense de Moreno tras permanecer 70 días prófugo y gracias al ofrecimiento de una recompensa. Será juzgado por homicidio agravado por alevosía, entre otros delitos.

Luis Abel Guzmán (43), el estilista santiagueño que fue capturado tras permanecer 70 días prófugo por haber asesinado de un disparo en la cabeza a su compañero de trabajo Germán Gabriel Medina (33), será juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOCC) N°24 en una fecha todavía a determinar.

 

El crimen fue cometido el 20 de marzo y tuvo repercusión nacional porque ocurrió frente a cuatro testigos y que quedó filmado a varias cámaras, en una peluquería del barrio porteño de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires.

 

El juicio estará a cargo de ese tribunal integrado por los jueces Maximiliano Dialeva Balmaceda, Marcelo Roberto Alvero y Javier Esteban de la Fuente, y en representación del Ministerio Público Fiscal actuará la fiscal general Ana Helena Díaz Cano, a cargo de la Fiscalía N°15 ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional.

 

La causa fue elevada a juicio por el juez nacional en lo Criminal y Correccional N°48, Javier Sánchez Sarmiento, luego del requerimiento presentado el 27 de junio pasado por el fiscal Patricio Lugones, interinamente a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°28.

 

Si bien aún no se fijaron fechas para las audiencias de debate, las partes ya hicieron el ofrecimiento de prueba ante el TOCC 24 y la fiscal general Díaz Cano, incluso, pidió ampliar la acusación por un nuevo delito.

 

En su requerimiento, Lugones solicitó que Guzmán sea juzgado como presunto autor de un homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía (por el crimen de Medina), en concurso real con privación ilegítima de la libertad agravada (por haber mantenido encerradas a la víctima y a otras cuatro personas en la peluquería, minutos antes de la ejecución del homicidio).

 

El primero de los delitos, contemplado en el inciso 2° del artículo 80 del Código Penal, prevé como única pena la prisión perpetua, mientras que el segundo se castiga con prisión de 2 a 6 años, según el inciso 1° del artículo 142 del mismo cuerpo normativo.

 

Al fundamentar el agravante de la alevosía, Lugones sostuvo que Medina “no estuvo en condiciones de defenderse”, que Guzmán “aprovechó al máximo la situación de indefensión de la víctima” y que ejecutó a la víctima “de un modo traicionero”.

 

Pero ahora, la fiscal de juicio planteó ampliar la acusación para que el imputado también sea juzgado por la portación ilegal de arma de fuego con la que se cometió el crimen, ya que, según la investigación, sin tener autorización alguna, Guzmán llegó a su lugar de trabajo y luego se fugó, con la pistola 9 milímetros utilizada en el homicidio y aún no recuperada.

EL HECHO

El fiscal señaló que el crimen ocurrió el 20 de marzo pasado, a las 20.08, en el interior de la peluquería “Verdini”, situada en Beruti 3017. “Se le imputa a Luis Abel Guzmán, el haber ocasionado la muerte a su compañero de trabajo Germán Gabriel Medina, mientras conversaba con otros empleados y compartía una cerveza”, dice la acusación.

 

“En ese contexto, Guzmán extrajo un arma de fuego de la cintura, le quitó el seguro, apuntó directo a la cabeza de la víctima y le disparó, provocando su fallecimiento unos instantes después”, indicó el fiscal.

 

Lugones remarcó que el homicidio ocurrió “una vez finalizada la jornada laboral” y en presencia de cuatro testigos -el dueño, el encargado y otros dos empleados de la peluquería- a quienes también “amenazó” con el arma homicida, y tuvo privados de la libertad al encerrarlos en la peluquería desde las 19.50, luego de tomar las llaves del local, bajar las persianas de las ventanas y cerrar la puerta con llave.

 

Al mencionar un posible móvil, Lugones afirmó que Guzmán, quien específicamente se dedicaba al alisado de cabellos en el local, tenía con Medina, quien trabajaba como colorista, un “particular encono personal por haberlo enfrentado por el uso indiscriminado de formol, situación que había sido expuesta ante el dueño del local”.

 

LOS CHATS DE LA PELUQUERÍA

Al analizar los chats del grupo de WhatsApp de la peluquería llamado “Verdini Beruti”, el fiscal identificó una serie de mensajes que reflejaban el conflicto general de Guzmán con sus compañeros por el uso excesivo del formol y, en particular, con Medina que solía confrontarlo.

 

El 2 de febrero último, el propietario de la peluquería reenvió un audio de su abogado en el que el letrado le notificaba a los empleados que la firma ya tenía “una sanción y multa dineraria” por el uso del formol e hizo la advertencia de que podría haber sanciones, entre ellas “el despido con causa”.

 

Ya el 23 de febrero -26 días antes del crimen-, el propio dueño del local envió al grupo un video con un mensaje grabado a los empleados, donde decía: “Esto va más que nada para vos Abel, que tengo muchas quejas con los chicos…ya me está superando este tema, ¡prohibido usar formol! (…) Abel si querés darle tu teléfono y la atendés en su casa a la clienta o donde sea, pero en la peluquería nada formol”.

 

Ese mismo día, a las 23.37, el imputado respondió: “Querés hablarlo personalmente mejor, nunca sos claro. Y ahora que tenés este equipo te molesta el formol (…) Mañana te busco en la otra pelu y lo resolvemos”.

 

Su empleador le contestó: “Al que no le guste, puede abrir un salón propio. Esta pelu es mía y se hace lo que yo digo”. Y Guzmán le replicó: “No me gusta este puterío barato, lo hablamos en la cara”.

 

En ese punto intervino Medina, quien apuntando a Guzmán, escribió en el chat: “Hasta donde yo entiendo se hace lo que el jefe dice y si no, patada en el tuje”.

 

Y siguió: “Onda ¿dónde se vio que se le hable así al que te paga el sueldo? Lo de recién sonó a amenaza. ¿Qué le pasa? Háganla corta. Ustedes son los que mandan. Si no le gusta a alguien que agarre la puerta y listo. Muerto el perro se acabó la rabia”.

 

En el requerimiento, Lugones afirmó que “como se observa de los mensajes, la situación en la peluquería era insostenible” y agregó que el imputado “tenía pleno conocimiento de que su situación laboral tenía fecha de vencimiento”, que la relación con su empleador “no era la misma” y que “el equipo de trabajo no lo toleraba”.

 

También ponderó que todos estos conflictos hicieron que a Guzmán le redujeran sus tareas en la peluquería y que eso “gestó en el imputado un odio de grandes dimensiones”.

 

“Su objetivo fue Medina, quien había sido la persona que lo expuso frente a todos, que se quejaba frente a él, quien se llevaba bien con los demás, quien era talentoso. De esa manera, Guzmán comenzó a trazar su plan final, el cual llevaría a cabo esa noche fatídica del 20 de marzo de 2024”, comentó el representante del MPF.

LAS CÁMARAS, PRUEBA CLAVE

Lugones pudo reconstruir el minuto a minuto del homicidio a partir de los testimonios de los cuatro testigos que presenciaron el crimen, pero, sobre todo, gracias a los videos de las cámaras de seguridad de la peluquería que registraron cómo Guzmán le disparó a Medina y son una de las pruebas centrales del expediente. Esas imágenes fueron analizadas por la División Apoyo Tecnológico de la Policía de la Ciudad que realizó capturas de pantalla incorporadas al requerimiento del fiscal.

 

Así, la fiscalía detalló que a las 14 del día del hecho, el acusado le pidió al encargado de la peluquería que lo rapara porque así iba a quedar “más loquito”. A las 17, ambos fueron a tomar un café y Guzmán le dijo: “Estoy cansado, necesito paz mental, ya me da todo lo mismo, necesito terminar el tema hoy, voy a hablar con el dueño”.

 

Tras la jornada laboral y luego de que Medina fuera a comprar dos cervezas, Guzmán tomó las llaves del local y encerró a todos. Ya en los videos se observa que a las 20.08.07, el imputado interrumpió la reunión donde todos charlaban y bebían distendidos una cerveza y le dijo al dueño: “¿Vamos a hablar?”.

 

El propietario le dijo que dialogarían al día siguiente, pero Guzmán insistió: “No, vamos a hablar ahora”, y extrajo un arma de fuego que portaba en la cintura y que cargó tirando de la corredera. “Quédense quietos todos porque le vuelo la cabeza a los cuatro”, amenazó a los presentes.

 

“Ustedes no saben quién soy yo, no saben con quién están hablando”, dijo el estilista y a las a 20.08.54, le apuntó a la cabeza a Medina y tres segundos más tarde lo “ejecuta” de un disparo en la cabeza, según señaló el fiscal.

 

Lugones destacó “la destreza del imputado en la utilización del arma de fuego” porque en los videos se observa que acomodó su postura corporal para el disparo en una posición de tiro “conocida como ‘Weaver’” -giró el torso 45°, pie hacia atrás, extendió el brazo derecho- y al respecto afirmó: “No hay duda alguna de que Guzmán se preparó para que su disparo fuera certero en ocasionar la muerte y, por eso, apuntó a la cabeza desde tan corta distancia”.

 

La bala ingresó por la frente de la víctima y salió por la parte posterior del occipital, para luego impactar en la estructura de uno de los muebles con espejo del local.

 

Lugones señaló que el imputado “volvió a cargar el arma rápidamente” y salió detrás del dueño de la peluquería y de una empleada.

 

El empleador corrió y se encerró en uno de los baños; la joven, en otro; otro trabajador del local se escondió en un exhibidor, y el encargado le dijo: “Abel ¿qué hiciste?”.

 

Al confirmar que se habían encerrado, Guzmán volvió al salón, tomó su mochila, guardó el arma y allí el encargado le dijo: “No me mates, por favor andate, mataste a Germán, hiciste una locura”.

 

Guzmán intentó irse, pero la puerta estaba cerrada y, si bien se ve en los videos que buscó las llaves entre sus prendas, no las encontró.

 

Por ello, el encargado del local le dijo que se fuera por la ventana, la cual abrió y cuya persiana subió, para que Guzmán finalmente trepara, saltara y se retirara por la calle Beruti, en dirección a Sánchez de Bustamante.

 

“Las imágenes que se analizaron son contundentes y permiten afirmar que el imputado Guzmán trazó un plan criminal de tamaña dimensión, cuyo objetivo final se desconoce en su totalidad pero que se llevó consigo la vida de Germán Medina”, señaló Lugones en el requerimiento.

 

“Se rapó el cabello para parecer ‘más loquito’. Su sadismo era notorio”, subrayó el fiscal y agregó: “El acusado fue minucioso en escoger el día en el que sabía que sus compañeros se quedarían después de hora tomando una cerveza. Era allí cuando debía atacar a sus víctimas, en el mayor momento de indefensión, cuando conversaban distendidos”. (Fiscales.org.ar).

 

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