El Papa León XIV pidió una paz “justa y duradera” en Gaza y condenó el antisemitismo
El Pontífice llamó a los responsables a comprometerse para que los esfuerzos en curso lleven a la liberación de los rehenes y al fin de la guerra.

El papa León XIV destacó este domingo los avances para que se llegue a un cese del fuego y a la liberación de los rehenes en Gaza, llamó a todos los involucrados a seguir las negociaciones, al tiempo que expresó su preocupación por el aumento del odio antisemita en el mundo. Además, sin mencionar a su país, volvió a hablar en defensa de los migrantes.
“Expreso mi preocupación por la insurgencia del odio antisemita en el mundo, como lamentablemente se ha visto con el atentado terrorista en Manchester, ocurrido hace pocos días”, lamentó, al manifestar, al mismo tiempo: “Sigo entristecido por el inmenso sufrimiento que padece el pueblo palestino en Gaza”.
León XIV señaló que “en las últimas horas se han registrado avances significativos en las tratativas de paz en Medio Oriente”, y exhortó a los líderes involucrados a “comprometerse con un alto el fuego y con la liberación de los rehenes”. “Que estos esfuerzos conduzcan hacia una paz justa y duradera”, pidió, en su tradicional oración del Angelus, ante miles de personas que llenaban la plaza de San Pedro.
Las palabras del Papa se produjeron en un contexto de enorme expectativa por las negociaciones que se darán en Egipto para poner a punto la liberación de rehenes y un alto el fuego, y al día siguiente de una jornada en la que Roma volvió a paralizarse por tercer día consecutivo por una masiva manifestación en solidaridad de Gaza.
León habló así al final de una misa por el Jubileo de los misioneros y migrantes a la que participaron decenas de miles de personas de todo el mundo, pese a la lluvia. En la celebración, el Pontífice agustino recordó que la Iglesia es misionera y es un pueblo en camino, pero “nadie debe ser obligado a partir, ni explotado o maltratado por su condición de necesitado o de forastero”, ya que siempre la dignidad humana debe estar en el primer lugar.
“Toda la Iglesia es misionera, y es urgente —como afirmó el Papa Francisco— que ‘salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo’”, aseguró, citando la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el documento programático de su predecesor.
Llamó luego a renovar el fuego de la vocación misionera, pero destacando que las cosas hoy han cambiado y que no hace falta partir para ser un misionero.
“Hoy se abre en la historia de la Iglesia una época misionera nueva”, planteó. “Si por un largo periodo hemos asociado la misión con el ‘partir’, el ir hacia tierras lejanas que no habían conocido el Evangelio o se encontraban en situaciones de pobreza, hoy las fronteras de la misión ya no son las geográficas, porque son la pobreza, el sufrimiento y el deseo de una esperanza mayor las que vienen hacia nosotros”, explicó. “Nos lo atestigua la historia de muchos de nuestros hermanos migrantes, el drama de su fuga de la violencia, el sufrimiento que los acompaña, el miedo a no lograrlo, el riesgo de peligrosas travesías a lo largo de las costas del mar, su grito de dolor y desesperación”, añadió León XIV, que nació en Chicago hace 70 años de una familia de migrantes y que fue misionero en Perú.
“Hermanos y hermanas, esas barcas que esperan avistar un puerto seguro en el que detenerse y esos ojos llenos de angustia y esperanza que buscan una tierra firme a la que llegar, no pueden y no deben encontrar la frialdad de la indiferencia o el estigma de la discriminación”, dijo también, en palabras más que importantes teniendo en cuenta lo que está pasando en Estados Unidos, su país, desde la llegada de Donald Trump, que puso en marcha deportaciones masivas. El martes último, al responder una pregunta de un periodista mientras se iba de la residencia de Castelgandolfo, de hecho, León criticó el trato “inhumano” a los migrantes en Estados Unidos; y la Casa Blanca le respondió que estaba defendiendo las leyes.
“La cuestión no es ‘partir’, sino más bien ‘permanecer’ para anunciar a Cristo a través de la acogida, la compasión y la solidaridad. Permanecer sin refugiarnos en la comodidad de nuestro individualismo, quedarnos para mirar a la cara a aquellos que llegan desde tierras lejanas y sufrientes, permanecer para abrirles los brazos y el corazón, acogerles como hermanos, ser para ellos una presencia de consolación y esperanza”, añadió el Papa. “Son tantas las misioneras, los misioneros, pero también los creyentes y las personas de buena voluntad, que trabajan al servicio de los migrantes, y para promover una nueva cultura de la fraternidad sobre el tema de la migración, más allá de los estereotipos y los prejuicios. Pero este precioso servicio interpela a cada uno de nosotros, en la medida de sus posibilidades. Este es el tiempo —como afirmaba Papa Francisco— de constituirnos todos en un ‘estado permanente de misión’“, enfatizó.
León concluyó su sermón —que pronunció en italiano—, recordando a los migrantes que “son siempre bienvenidos”: “Los mares y los desiertos que han atravesado, en la Escritura son ‘lugares de salvación’, en los que Dios se hizo presente para salvar a su pueblo. Les deseo encontrar este rostro de Dios en las misioneras y en los misioneros que encontrarán”.