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Cuando el sable de San Martín cambió de manos: el robo que estremeció a la Argentina en 1963

Un operativo de apenas cinco minutos y que generó grandes intrigas políticas, sobre la reliquia más preciada del Libertador.

El lunes 12 de agosto de 1963 el legendario sable corvo del general José de San Martín fue robado del Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires.

La noticia sacudió el ambiente político. Faltaban pocas semanas para el entonces presidente José María Guido traspasara el mando a Arturo Illia, el presidente electo, y no se querían sobresaltos que alteraran la frágil transición.

Aquel día, un viejo ordenanza finalizaba su turno recorriendo los solitarios salones, apagando luces y comprobando que todo estuviera en orden. Eran las siete de la tarde, faltaba poco para que llegara el sereno a reemplazarlo cuando fuertes golpes resonaron en la puerta de calle Defensa. Le resultó extraño que alguien se presentara a esa hora cuando el museo ya estaba cerrado al público y la mayoría de la gente en sus casas. Se acercó y escuchó una voz masculina que preguntaba por el director y decía algo acerca de una excursión de escolares, por lo que decidió entreabrir la puerta para cerciorarse de qué se trataba. Cuando lo hizo, un joven alto y rubio y tres más que le acompañaban se abalanzaron sobre él, empujándolo hacia adentro.

Uno de los intrusos se quedó custodiándolo, en tanto que los otros se internaron en la semipenumbra que reinaba en el antiguo edificio; era evidente que sabían dónde estaba lo que buscaban. Al cabo de unos segundos se oyó un ruido lejano de cristales quebrados e inmediatamente el eco de pasos apurados cada vez más próximos. “Ya lo tenemos, vamos”, exclamó el que parecía ser el jefe. Antes, cortaron la línea telefónica y echaron llave a la puerta del lado de afuera.

El operativo duró apenas cinco minutos. Apenas se repuso, el portero corrió a verificar qué era lo que se habían llevado. No debió buscar demasiado; cuando estuvo frente a una vitrina con los vidrios laterales rotos y esparcidos por el piso quedó estupefacto: lo que faltaba era nada menos que el sable del general José de San Martín, una de las reliquias más preciadas del museo. Repuesto de la sorpresa, recogió los dos sobres lacrados que dejaron y algunos panfletos esparcidos sobre el piso. Atónito, dio aviso al director, quien radicó la denuncia en la comisaría 14ª de la Capital Federal.

Los primeros instantes fueron de confusión, hasta que con el transcurso de las horas se confirmó que los autores del robo habían sido miembros de la Juventud Peronista y que para devolverlo exigían cuestiones tales como ruptura con el FMI, anulación de los contratos petroleros, liberación de los presos políticos, gremiales y Conintes y “dar al pueblo libertad para pensar y ejercer su voluntad al amparo estricto de la ley”. El comunicado que malhumoró a los mandos militares finalizaba asegurando que el sable quedaría custodiado por la juventud argentina, representada por la juventud peronista, y que “será cuidado como si fuera el corazón de nuestras madres”.

Para las autoridades estaba claro que se trataba de un golpe de efecto para dar visibilidad a la proscripción que por aquellos días pesaba sobre el peronismo, aunque la intención de los autores del operativo era entregárselo a Juan Domingo Perón.

La Dirección de Coordinación de la Policía Federal entró rápidamente en acción. Los investigadores ignoraban que por esas horas el sable viajaba rumbo a un campo ubicado camino a Mar del Plata. Pocos días después se develó quiénes habían sido los responsables del hecho. Los primeros en caer fueron los autores del robo de un automóvil en las proximidades de La Plata, entre ellos Norma Brunilda Kennedy, una activista fichada por la policía. Más tarde fueron aprehendidos Osvaldo Agosto y los hermanos Aníbal y Gualberto Demarco, presuntos depositarios del sable.

Solo restaba rescatar la valiosa reliquia. Mientras los detenidos eran recluidos en la cárcel de Olmos, Adolfo Philipeaux —un capitán retirado del Ejército que había participado del levantamiento del general Juan José Valle en 1956— hizo de intermediario para su restitución.

El miércoles 28 de agosto, Phillippeaux se presentó en Campo de Mayo y, solemnemente, puso el trofeo en manos del coronel Tomás Sánchez de Bustamante, quien a su vez lo entregó al jefe de la guarnición, general Alejandro Agustín Lanusse, y este al comandante del Ejército, teniente general Juan Carlos Onganía. Los altos mandos respiraron aliviados y dispusieron que el sable que San Martín había adquirido en Londres antes de regresar a su patria en 1812 quedara bajo custodia en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.

Enseguida se desató una polémica que duró varios meses por cuanto las autoridades del museo reclamaron la devolución del sable, que, orden judicial mediante, recién se concretó el 17 de agosto del año siguiente. Increíblemente, un año más tarde, el 19 de agosto de 1965, fue robado por segunda vez, a la luz del día y en medio de disparos y persecuciones cinematográficas. Igual que la vez anterior, fue recuperado al cabo de diez meses y nuevamente trasladado al Regimiento de Granaderos, donde permaneció hasta regresar al Museo Histórico Nacional en el año 2015, donde actualmente se halla.

 

 

BIO ESTEBAN DÓMINA

Nació en Las Varillas (provincia de Córdoba) el 15 de abril de 1952. Cursó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de San Francisco (provincia de Córdoba) con los mejores promedios. Se graduó de Contador Público y Licenciado en Administración en la Universidad Nacional de Córdoba.

Fue profesional independiente, docente universitario y, en el campo de la política y la función pública, ocupó diversos cargos legislativos y ejecutivos, en el orden nacional, provincial y municipal, entre ellos: Senador Provincial (1987-1993), Diputado Nacional (1995-1999), Presidente de la Cámara de Diputados de Córdoba (1999-2001), convencional constituyente (2001) y concejal de la ciudad de Córdoba (2011-2019). Fue además presidente del banco estatal BICE entre 2004 y 2008 y ministro de Economía de la provincia de Santiago del Estero (1994-1995) y de la provincia de Córdoba (2001-2002). En 1997 fue condecorado por el gobierno chileno con la Orden al Mérito de Chile.

Distinguido ​el 6 de julio de 2023 con el Premio Jerónimo Luis de Cabrera, la distinción que otorga la Municipalidad de Córdoba a personalidades destacadas.

Sitio web: https://www.estebandomina.com.ar/

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