Consultoras optimistas: Argentina, ¿rompe una regla de 15 años?
El informe de la consultora 1816 señala que el aumento del dólar en julio no generó la inflación esperada. De confirmarse, sería un quiebre en la dinámica inflacionaria tradicional.

El Gobierno está a punto de mostrar un cambio, quizá, histórico en la economía argentina. La corrección del tipo de cambio que comenzó con la minicrisis cambiaria desatada a partir de la publicación del informe del último viernes de junio del JP Morgan, donde se recomendaba vender títulos argentinos y desarmar el esquema de “carry trade” hasta nuevo aviso, no habría derivado en un traslado a los precios de los bienes y servicios.
Si bien la devaluación del tipo de cambio llegó al 14% en julio (luego corrigió a 11% la semana pasada), no habría tenido un “pass through” importante a comienzos de agosto donde, según las principales consultoras que realizan el monitoreo de desenvolvimiento de la inflación en alimentos, bebidas y productos de consumo masivo, el incremento general de los precios no habría superado el 1%. De confirmarse la tendencia para el resto del mes, y pese a que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) podría acercarse al 2%, el hecho de no haberse registrado un alza generalizada de precios acompañando (o incluso superando) los precios generales de la economía, sería un cambio radical en la cultura inflacionaria criolla.
El tema es abordado en el último informe de la consultora 1816, una de las más respetadas del sistema financiero argentino. En el trabajo titulado “Pass- Through vs. Imputación de Menger”, se menciona que la economía podría estar desprendiéndose de la tendencia de igualar devaluación con incremento en los precios, un fenómeno, que recuerda 1816, se repite desde hace 15 años.
Las principales conclusiones del informe
La corrección del peso no es mala noticia si la depreciación nominal solo ajusta el TCR y no acelera la inflación. Julio parece alentador (IPC Indec sale el 13 de agosto), pero como la mitad de la suba fue en los últimos 2 días del mes, recién en agosto empezaremos a evaluar si realmente cambió el régimen de inflación.
Si bien puede dar algo de vértigo un movimiento tan repentino del dólar, de ninguna manera estamos ante un Tipo de Cambio de overshooting: el Tipo de Cambio Real Multilateral está en niveles de abril de 2024 y, en términos nominales, en la zona del CCL de hace poco más de un año, en mediado de julio de 2024.
La reciente corrección del peso no sería para nada una mala noticia si la depreciación nominal se limita a ajustar el Tipo de Cambio Real y no acelera una inflación que venía siendo la más baja desde 2017. Hasta ahora, los datos de julio parecen alentadores, pero como la mitad de la suba del dólar de julio fue en los últimos 2 días del mes, recién en agosto empezamos a evaluar si realmente hubo un cambio en el régimen de inflación.
Durante los últimos 15 años, gran parte de la compleja dinámica de los precios al consumidor se ha podido explicar con un modelo increíblemente simple: un indicador calculado a base de índice de salarios y Tipo de Cambio Nominal, con ponderaciones de 70% y 30% respectivamente, correlaciona sorprendentemente bien con el IPC observado. Este modelo simple estaría dando en la zona de 3% en julio y agosto, asumiendo que el spot sigue en torno a $1350 y los salarios nominales se mueven en línea con la inflación de los últimos meses.
Si la inflación de julio y agosto da más cerca de 2% que de 3%, la demanda no estaría convalidando que los incrementos de costos se trasladen a precios y la imputación de Menger (el concepto de que los precios determinan los costos, en vez de lo contrario) le estará ganando el primer round al clásico pass-through.