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Caso Kapp: “No hay ninguna duda de que a Carla la mata Umlandt, no hubo un intento de suicidio ni accidente”

Este jueves se definirá la situación del acusado de femicidio, al que la fiscalía y la querella quieren enviar a juicio con prisión preventiva. En un primer momento se intentó imponer la versión del principal sospechoso de un supuesto intento de suicidio. Esa etapa inicial de la instrucción fue bochornosa y determinó la eyección de un fiscal.

La Justicia determinará si envía a juicio y mantiene detenido a Rodrigo Umlandt, el acusado de femicidio de Carla Noelia Kapp, una joven de 35 años a la que se intentó hacer pasar por suicida. La audiencia será este jueves, justo el día en que la víctima, que tuvo dos hijas, cumpliría 38.

 

Para ese día está fijada la audiencia de control de acusación y tanto la fiscalía como la querella pidieron la elevación a juicio de la causa, mientras que la defensa se opuso, al requerir su sobreseimiento y una revisión de la prisión preventiva.

 

Umlandt ese domingo 19 de junio de 2022, que era Día del Padre, se llevó a su hija a una reunión en la casa de un tío, en Loreto. Después dejó a la niña en casa de Carla, quien le quitó la camioneta comprada por sus padres. Hacía 15 días que estaban separados porque la joven estaba harta de sus celos y su violencia. Así se lo contó la joven a su madre María Cristina Arias, en un chat que se habría interrumpido con la llegada de Umlandt.

 

La querella sospecha que el acusado vio que la mujer estaba decidida a terminar con la relación y que él quedaría sin nada. Por eso creen que luego volvió y la agredió, hasta causarle lesiones mortales. La hija de 5 años salió a las 3 de la mañana del 20 de junio a pedir ayuda a una vecina, que la encontró tirada y balbuceante, a causa del agudo dolor causado por una laceración del hígado.

Fueron a buscar a Umlandt, quien estaba despierto y con sus familiares a esa hora inusual. Así se dirigieron a la casa de la joven, a la que llevaron al hospital, donde el sospechoso lo primero que hizo fue atribuir consumo de drogas. Algo que sería desmentido por un posterior examen toxicológico: no había ninguna droga en su organismo, sólo vestigios de la medicación usual.

 

Umlandt fue detenido casi un año después, en mayo de 2023, después que se desbaratara su versión y su coartada. El giro de la causa coincidió con la eyección del fiscal de la causa, Sebastián Robles, por haber omitido evidencia contundente de lo que sería un femicidio atroz.

 

La abogada querellante, Gabriela Gauna, explicó: “Nosotros insistimos en que se eleve la causa juicio manteniendo la prisión preventiva porque hay peligro concreto, no de fuga, pero sí de obstaculización de la investigación que ha sido entorpecida desde un primer momento por él, no solamente por él. Ha tratado de desviar de todas formas la investigación y borró información del celular de Carla antes de entregárselo al padre de ella, pero también hubo obstaculización en connivencia con personal policial porque se detectó en la pericia de su celular -después de su detención- conversaciones con un funcionario que en ese momento estaba afectado a Homicidio, que era la división encargada de investigar. Y este policía Jiménez le pasaba información de cuándo iba a ir el fiscal y qué se estaba haciendo. Y ahora vemos también que la defensa ofrece como testigo a otro policía, Sergio Jiménez, que también pertenece a esa división”.

 

“El primero de los Jiménez -añadió-, con el que se detectan los chats ha sido separado y está sumariado por Asuntos Internos. Y este otro Jiménez es ofrecido como testigo de descargo de la defensa. O sea, hay un peligro concreto de entorpecer la investigación, por eso se insiste en la prisión preventiva hasta llegar a juicio. Sobre todo por las conductas que observó antes de ser detenido y surgió que es una persona manipuladora, según la pericia psiquiátrica que se hace en el Ministerio Público”.

La abogada Gabriela Gauna (izq.) y los padre de Carla Kapp.

A Umlandt se lo detuvo en mayo de 2023, cuando la causa se había iniciado en junio de 2022, bajo el cargo de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por haber sido cometido en el contexto de violencia de género: “eso hace que su única perspectiva, de ir a juicio, sea la prisión perpetua -remarcó Gauna- e incrementa los riesgos procesales y sustenta el pedido de que continúe con preventiva”.

 

“Sobre la causa de la muerte no hay duda: es la laceración en el hígado, que le produce el desangrado y la única forma de su producción es con un golpe, es traumática. A él se lo sitúa en el lugar, a través de una geolocalización, había habido una discusión previa con él ese mismo día, 19 de junio. Eso está acreditado en la causa. Y cuando se hace la apertura del celular la geolocalización de Gmail lo sitúa en el domicilio de Carla ubica a las 21, en el lapso de tiempo que, de acuerdo a los médicos forenses se habría producido la muerte, que sería unas 12 horas antes de su ingreso al hospital”, precisó.

 

En la casa se encontraba la hija menor de la víctima, a quien se le tomó un testimonio en Cámara Gesell . En la actualidad continúa con tratamiento psicológico y están los testimonios de las psicólogas que indican que hizo un bloqueo, como mecanismo de defensa, en el que se está trabajando. No obstante dio algunas precisiones de lo que pasó ese día pero no con mucho detalle, ya que se debe tener en cuenta que tenía entonces apenas 5 años.

 

La niña mencionó constantes peleas fuertes, durante las cuales se la llevaba a otra habitación para que no las presenciara, pero que lo mismo las oía.

 

La otra hija de Carla -que hoy tiene 15 años- se fue del hogar, después que se casara y comenzara a convivir con Umlandt, pero les pidió a sus abuelos ir a vivir con ellos porque no aguantaba “el contexto de violencia en la pareja, motiva sobre todo por los celos desmedidos de él”, explicó Gauna.

Carla Kapp.

Carla fue encontrada en ropa interior y apenas tenía puesta una manga de una camisa. El propio Umlandt y una vecina la vistieron para llevarla al hospital, porque hacía mucho frío. Lo que llamó la atención es que su hija estaba completamente vestida y con las zapatillas atadas, lo que aún no había aprendido a hacer. Tampoco sabía abrir la puerta, y, sin embargo, salió a pedir ayuda a una vecina cerca de las 3 de la mañana.

 

“La teoría de la fiscalía es que él fue a la casa después de las 21, se produjo una discusión, los golpes y después se fue. Tenía golpes en los antebrazos, en el miembro superior derecho, en el tobillo, y en la cabeza, según la autopsia de la junta médica”, indicó la abogada. Lo llamativo es que la médica que la examinó activó el protocolo por posible violencia de género ante esas lesiones visibles, pero fueron soslayadas por el fiscal Robles. Los tratados internacionales de erradicación de la violencia contra la mujer, a los que adhirió Argentina, obligan a comprobar primero si no se está ante un femicidio, para recién indagar otras hipótesis. En este caso fue exactamente al revés.

 

A Umlandt no se lo examinó, para establecer si tenía lesiones defensivas de la víctima, por ejemplo, porque al principio no estuvo bajo sospecha, aunque parezca increíble: “Ha sido una investigación donde se desvió el foco originario y no se tomaron los recaudos necesarios para preservar la evidencia, que en los momentos inminentes al hecho son indispensables, entonces mucha prueba se perdió y todo se trató de reconstruir con lo que quedaba”.

El teléfono de Carla había sido completamente reseteado y no había ningún contacto, ni siquiera figuraba Umlandt, cuando se lo entregó a su padre -Carlos Alberto Kapp- en el hospital, en esa primera noche. “El tenía conocimiento del tema celulares, porque trabajaba en un ciber y estudió también”, indicó el progenitor de la víctima.

 

Umlandt trabajaba en la forrajería de Kapp, junto con Carla. Su suegro se había compadecido porque lo despidieron en un trabajo anterior y se ofreció a darle una mano. Pero ella había dejado de asistir, hasta que ese domingo le reveló a su madre el calvario que padecía y le advirtió que sólo volvería si a él lo despedían, porque no soportaba su proximidad.

 

Gauna recordó que Umlandt “no sólo trató de desviar la investigación, sino que también buscó desprestigiar la imagen de Carla en todo momento: a ella se la tildó de suicida, drogadicta y que vendía drogas, de cometer numerosas infidelidades, lo cual es uno de los elementos que él invocaba para decir que por eso se habían separado. Pero todo eso fue descartado por las evidencias recolectadas por la fiscalía. Él era una persona excesivamente celosa con Carla, al punto que le había instalado un dispositivo en el teléfono para monitorear dónde estaba. Es una persona que conoce del tema”.

 

“Si bien ella estaba con tratamiento psiquiátrico -explicó la abogada-, el psiquiatra que declaró en la investigación dijo que ya se le había retirado la medicación porque estaba evolucionando, iba al gimnasio, era una persona que estaba bien, pero tenía una relación tóxica con alguien que menospreciaba no sólo a ella, sino a toda la familia, poniéndose en un plano de superioridad”.

 

La letrada recordó que Umlandt “dijo que había entrado a la casa a buscar cosas, después de los peritajes, y vio una luz que iluminaba una bota donde estaban las pastillas… Fue una cosa risible. El objetivo nuestro es que llegue a juicio y se mantenga su detención, porque allí se podrá acreditar todo lo que afirmamos, porque no hay ninguna duda de que a Carla la mata Rodrigo Umlandt, no hubo un intento de suicidio ni un accidente como se ha manejado en un primer momento. Una laceración en el hígado de 9 centímetros es comparable con una caída de un segundo o tercer piso de un edificio; no hay chance de que pueda haber sido un golpe, sino que es algo traumático que está corroborado por los médicos forenses“.

María Cristina Arias y Carlos Kapp.

María Cristina Arias, la madre de Carla, dijo que después de la muerte de su hija “él se ha aislado, nunca se llegó ni siquiera a preguntar por el caso, sino que intentaba hablar con los empleados del negocio para saber qué pensábamos nosotros y lo culpábamos a él. Eso está en los testimonios de los que declararon. Incluso nos comenzó a aislar de nuestra nieta y tuvimos que pedir una mediación y nos dio un día a la semana de 17 a 22, porque evitaba el contacto. E incluso la manipulaba a la criatura hablándole mal de su madre o que se había golpeado”.

 

“Nosotros no creíamos que fuera él, al principio. Yo venía para correrlo, por las peleas. Fue a hablar con un empleado, Aguirre, que amenazaba con hacernos juicio, a preguntarnos qué pensábamos y si lo culpábamos a él”, recordó Carlos Kapp. Poco después también recibirían reclamos de Umlandt para quedarse con bienes que usaba la pareja, como vehículos, que habían sido comprados por Kapp.

 

La causa ahora entró en una etapa crucial para definir el futuro cercano de Umlandt, el principal sospechoso del crimen de Carla. Después del traspié inicial de la Justicia, que luego se enmendó con el giro en la causa, sus padres sólo esperan justicia.

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