A 50 años de “La noche de los lápices santiagueña”
Eran jóvenes estudiantes, militantes y solidarios, con ideas de justicia social, que daban apoyo escolar en barrios carenciados o ayudaban a los damnificados de una inundación. Fueron perseguidos por el grupo de tareas de Musa Azar.

La “Noche de los Lápices Santiagueña” fue un episodio represivo ocurrido en la provincia de Santiago del Estero, durante la década del ’70, que consistió en una persecución política contra 21 jóvenes, en su mayoría eran menores de edad y pertenecían al movimiento estudiantil.
Se trataba de un grupo de militantes de la Juventud Guevarista y del Frente de Estudiantes Secundarios (FES). Luchaban por el derecho a la educación, a una Universidad Nacional, pública y gratuita, realizaban trabajos solidarios en los barrios y daban apoyo escolar en una escuelita rancho que ellos mismos habían armado en un terreno baldío prestado.
También habían colaborado en tareas solidarias para ayudar a los damnificados por una inundación que afectó gran parte de la provincia, tras el desborde del río Dulce.
Una extraña nota firmada por un supuesto vecino identificado por la inicial “R” denunció en la Superintendencia de Seguridad que el grupo de jóvenes se reunía a leer el periódico “Estrella Roja” en la plaza Independencia, hoy Sarmiento.
En la tarde del 15 de julio de 1975 comenzó una serie de secuestros contra los estudiantes que pertenecían a los centros de la escuela Normal Manuel Belgrano y la Santiago Apóstol. La persecución se extendió hasta la noche y los días siguientes, hasta el 18 de julio. Algunos de sus familiares también fueron secuestrados.

Allanaron sus casas y les confiscaron libros, posters, volantes, cartas personales y hasta aerosoles, por ser considerados como supuestos elementos peligrosos y evidencia, según figura en el expediente 211.
Fueron llevados a un campo de concentración conocido entonces como la SIDE. Les armaron una causa falsa, donde los acusaban de subversión y de tener una ideología marxista o comunista. Les allanaron sus casas y les secuestraron libros, volantes, revistas y posters. Según el Expediente 211, estos materiales eran peligrosos.
Del grupo de jóvenes, muchos quedaron como presos políticos por varios años y otros lograron la libertad “vigilada”. Y dos de los chicos fueron desaparecidos por las fuerzas represivas: Félix López y Liliana Mansilla.
Este episodio histórico sucedido hace 50 años fue investigado por el profesor Francisco Figueroa, quien lo plasmó en el libro “La otra noche de los lápices”, que fue utilizado como fuente.