Aportan nuevas claves para comprender la evolución del cáncer en mamíferos
Científicos del CONICET y la UBA han encontrado tumores en restos fósiles de distintos grupos animales y a partir de allí, contaron algunos resultados.

El cáncer es una enfermedad- o un conjunto de enfermedades- que no afecta solo a los seres humanos, sino que está ampliamente distribuida en los animales, tanto entre los de la actualidad como entre los del pasado.
Así, se han encontrado tumores en restos fósiles de distintos grupos animales, entre los que se incluyen los dinosaurios.
Sin embargo, más allá de su amplia distribución, también existen especies, como las ballenas, los elefantes o los murciélagos, que desarrollaron mecanismos moleculares sofisticados para lidiar con los tumores.
Se trata de organismos que muy rara vez padecen o mueren a causa de este tipo de patologías. En este sentido, comprender por qué el cáncer prevalece evolutivamente en ciertos grupos de animales y no en otros podría ser importante, entre otras cosas, para identificar genes o mecanismos moleculares vinculados a la aparición o supresión de tumores. Lo que podría a su vez servir de base para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas.
Un trabajo de científicos del CONICET y de la Universidad de Buenos Aires (UBA) publicado hoy en la revista Science Advances aporta información que podría ser importante para comprender el cáncer desde un punto de vista evolutivo.
El estudio, dirigido por Matías Blaustein, investigador del CONICET en el Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (iB3, UBA) muestra que el cáncer tiene mayor prevalencia y mortalidad en las especies de mamíferos caracterizadas por una mayor competencia intraespecífica, en comparación con las especies de mamíferos que se distinguen por un estilo de vida cooperativo o social.
En el campo de la biología, se considera cooperativas a aquellas especies que viven y crían en grupo, que cada vez que se aparean tienen un solo descendiente al que le dedican un gran cuidado.
Este tipo de estilo de vida implica también mecanismos cooperativos de defensa frente a predadores, así como acceso colectivo al agua y alimento. Ejemplos de grupos de animales cooperativos son varios cetáceos, ungulados, especies de murciélago y de primates. Las especies con mayor competencia intraespecífica, en cambio, se caracterizan por la competencia entre los individuos por el territorio. Estos animales crían de forma solitaria y tienen muchas crías cada vez que se reproducen, que luego compiten entre sí por la alimentación que les provee la madre.
“Nuestro estudio, además de detectar, a través de diferentes bases de datos, que en las especies con un estilo de vida competitivo hay más cáncer y más mortalidad por cáncer que en las especies cooperativas, plantea la hipótesis de que, en el primer grupo, el cáncer podría jugar un rol adaptativo positivo, al funcionar como un mecanismo de obsolescencia programada. Es decir, entre los individuos que forman parte de este grupo, el cáncer se activaría a determinada edad como una suerte de bomba de tiempo para que se apague la vida, lo que permitiría reciclar la población y que sobrevivan otros individuos más jóvenes”, señala Blaustein, y explica que a este tipo de fenómeno se lo ha llamado fenoptosis, en analogía con la apoptosis, que es la muerte celular programada.
A través de un modelo matemático, el trabajo muestra que el aumento de las tasas de mortalidad de los individuos mayores, menos reproductivos o posreproductivos, provocaría un impacto negativo en las poblaciones de animales cooperativos, mientras que tendría un impacto positivo en las especies que presentan niveles más altos de competencia intraespecífica.
“El fenómeno del aumento de la población en respuesta a una disminución de su tasa de supervivencia per cápita ya ha sido descripto en el campo de la ecología y se ha denominado «efecto hidra», pero hasta ahora nunca se había explorado en el campo de la biología del cáncer. En nuestro trabajo, vinculamos el concepto del efecto hidra con los fenómenos de la senescencia reproductiva y el cáncer para demostrar matemáticamente por qué las especies competitivas son más propensas a beneficiarse de tasas de mortalidad por cáncer más altas, mientras que, por el contrario, las especies cooperativas pueden beneficiarse de tasas de mortalidad por cáncer más bajas”, explica Blaustein.



