Martín Oesterheld: “Lo novedoso de El Eternauta no es la ciencia ficción nada más, sino que esté contado desde Argentina”
El nieto del guionista Héctor Oesterheld reflexionó sobre la reciente serie estrenada por Netflix, pero destacó que su esencia mantuvo un relato disruptivo planteado en la historieta. También su significación que alcanza el presente.

Martín Oesterheld, nieto del guionista de El Eternauta, Héctor Oesterheld, subrayó en la Feria del Libro que la reciente serie de Netflix “es un orgullo” porque reivindica la obra original y coloca a la producción de Bruno Stagnaro entre lo más visto en el mundo.
Oesterheld contó sobre las largas negociaciones con la plataforma para que se respetara la esencia de El Eternauta, después que otras productoras de EE.UU. lo desecharan por pretender reescribirla con sus códigos cinematográficos. Eso chocó con la directriz de filmarlo en Buenos Aires y que estuviese hablado en español.
“De alguna forma encontramos la manera, los planetas se alinearon y Netflix nos apoyó un montón. No digo que no suceda en todas las producciones, pero se dice ‘una plataforma yanqui que se mete y te va a complicar, pero no hubo condicionamientos, es lo que se ve en la pantalla. De hecho, Juan Salvo es un veterano de Malvinas, ¿no?”, ejemplificó.
Recordó que ya en el proyecto de Lucrecia Martel “se había planteado traerlo a esta época y el argumento que tenía ella era muy bueno, pero no era el único. Pero lo interesante de El Eternauta del 1957 a 1959 era que se contaba en tiempo real lo que sucedía en la historieta. Tiene una voluntad documental porque hay algunos acontecimientos que tienen que ver con lo que pasaba en esos años. Avanza y a la mitad del libro está la pintada de ‘vote a (Arturo) Frondizi’, que tiene que ver con el pacto con Perón, del lado del peronismo”.

“En cuanto a la batalla de la cancha de River, al inicio el estadio era una herradura y creo que en el ’58 se cerró y de alguna manera quedó como se lo conoce hoy. Por eso digo que tiene una voluntad documental”, indicó.
Oesterheld consignó que a Netflix le interesaba que fuera una historia en la época actual, aunque no lo impuso como condición, “y Bruno se enganchó con eso. Lo hablamos y pensamos que ese era el camino que debíamos tomar”.
“El Juan Salvo que yo pensaba no era el personaje más vital y padre de una nena chiquita, a mí me gustaba un tipo más roto, más gastado, más grande, de segunda oportunidad, que el heroico inicial. Se había pensado en varios actores y a todos se los ponía en la edad más o menos que tiene (Ricardo) Darín. Y en término de representaciones me interesaba poner en juego la generación de Malvinas, que calzaba justo (…). Siempre habían sido negados y a mí me parecía que había que hacer algo con ellos”.
“La historia de El Eternauta es la de un sobreviviente. En la serie, el protagonista siente que tiene un trauma con Malvinas, de una guerra que pasó, lo que no sabe es que va a ser un sobreviviente de una guerra que está sucediendo, que es la circularidad que tiene. Cuando sale a la nevada mortal en la ciudad, con un fusil, enfrenta su peor pesadilla que es Malvinas. Tiene cómo debe atravesar esos traumas que le vuelven, que son más premoniciones que recuerdos del pasado”.
Oesterheld también destacó que, en 1957, su abuelo “rompió los códigos de representación de la ciencia ficción, donde está la figura del héroe todopoderoso, que viene a salvarnos”. Por el contrario, remarcó que en El Eternauta “no es uno solo, es falible y no le va todo bien, es el caso de Juan Salvo, que es quien narra”. Y valoró que “80 años después, lo novedoso de la serie no es la ciencia ficción nada más, sino que esté contado desde Argentina, el lugar más inesperado de todos, con otros vínculos y de una manera diferente”.
En un momento recordó que su infancia estuvo rodeada siempre por El Eternauta, porque la casona de Beccar, donde inicia la trama, fue la de su abuelo, contra la que luego la Dictadura atentó con una bomba que hizo perder parte de los archivos. Su abuela la puso en venta, cuando ya estaba separada de Oesterheld y que no militaba en Montoneros, como su esposo y sus hijas, todos desaparecidos. En ese contexto recordó haber visitado siendo niño a su abuelo, en cautiverio.
Tampoco faltó la referencia a la tortilla santiagueña o la chacarera que aparecen en la serie, lo que explicó que “quien vincula a Bruno más con la calle es Ariel (Staltari), y todas estas cosas de “el manjar de los pobres’, que tiene una percepción muy linda con esas cosas”.
Si bien no quiso ahondar en lo que deparará la segunda temporada, sí adelanto que “es evidente que los personajes van hacia una cabecera de la invasión que no es el centro, a River porque está pasando algo. Y lo que pasa allí es un ataque psicológico muy fuerte, donde las cosas empiezan a cambiar y donde lo que vamos a ver es el enemigo, que nunca se deja ver del todo, porque en el original, los Ellos son inaccesibles. No se sabe quiénes son, pero sí que son el mal total, el odio cósmico… una reverberancia del contexto en el que estamos”.

“Esas representaciones empiezan a interpretarse de diferentes maneras: el héroe colectivo, el lugar de diferentes actores sociales, no está pensado de esa forma, pero hay mucha gente representada. Imaginate los jubilados que están en el Congreso y los cagan a palos todos los miércoles y que tienen un cartel que dice ‘lo viejo funciona’. Es un rebote de una manera imposible de controlar”.
Oesterheld también dedicó parte de su exposición a los ataques que el gobierno libertario perpetra contra la cultura: “Este es un gobierno que yo digo, con mucha gente del mundo de la cultura y del cine, que es anticreativo y antinacional. La cultura y la multiplicidad de voces lo complica. La cultura necesita ser diversa para poder narrarse a sí misma, porque si no, no tiene forma. Muchas veces entrar en discusiones que incluso quedan hasta menores viendo el nivel de irresponsabilidad en que se está manejando en otros términos el gobierno, explicar lo evidente eternamente, como pasa en la salud o la educación o en el cine, dar respuestas a eso es tan menor. Está tan complicado este gobierno y nosotros, porque nuevamente la sociedad va a tener que entrar en otro fracaso, que me parece mucho más importante pensar en cómo vamos a salir de la encrucijada en la que estamos”.