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Llaman a una gran vigilia de oración por la paz en Gaza y Tierra Santa

En un videomensaje enviado a los participantes de la vigilia de oración por la paz en Tierra Santa, el patriarca de Jerusalén habló de la crisis "más grave que jamás había vivido".

“Estamos devastados, profundamente heridos por lo que estamos viviendo, por la atmósfera de odio que ha creado esta violencia, y esta violencia a su vez engendra otro tipo de odio en este círculo vicioso que no podemos romper”. Estas dramáticas palabras fueron pronunciadas por el Patriarca Latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, en un videomensaje dirigido a los participantes en la vigilia de oración por la paz en Gaza y Tierra Santa, organizada por la Comunidad de San Egidio junto con numerosos movimientos católicos en Italia.

La vigilia, fue organizada en respuesta al llamamiento urgente del papa León XIV, quien en los últimos días había pedido un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes y el estricto cumplimiento del derecho internacional humanitario, publicó la agencia Aica.

Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de San Egidio, inauguró la vigilia con contundentes palabras: “No podemos permanecer en silencio ante la injusticia. No debemos resignarnos al lenguaje de las armas. La paz es posible, y la oración es ya una opción por la paz”. La difícil situación de la población de Gaza es un desafío para todos los creyentes a ser “artistas de la fraternidad”.

“Esta vigilia no es solo un momento espiritual, sino un acto de responsabilidad colectiva. Queremos ser un pueblo de paz en tiempos de guerra”, expresó.

El cardenal Pizzaballa, desde Jerusalén, manifestó: “Nos duele profundamente el clima de odio que ha generado esta violencia y, al mismo tiempo, genera nuevo sufrimiento, en un círculo vicioso que no podemos romper“, declaró. “La responsabilidad de esto, dijo, también recae en quienes han cedido el terreno a los extremistas”. Sin embargo, hay esperanza: “Veo a muchas personas humildes que aman la justicia y la defienden, incluso pagando un alto precio: israelíes, palestinos, judíos, cristianos, musulmanes. No se trata de pertenencia, sino de humanidad”.

Tras 35 años en Tierra Santa, el patriarca habló de la crisis más grave que jamás había vivido: “Pero debemos tener esperanza, aferrarnos a la justicia y decir la verdad con amor”. Sus palabras finales combinaron aliento y compromiso: “Llegará el momento -cuando el lenguaje del poder y la violencia fracase- en que debamos reconstruir con amor, con dulzura y testimonio, la tierra que Dios nos ha dado”.

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