¿Acabará Milei como De la Rúa?
En medio de la crisis del Gobierno, la comparación con el mandato que acabó en caos en 2001, es casi inevitable.

En diciembre de 2001, Argentina vivió una de las peores crisis de su historia. Fernando De la Rúa renunció tras el estallido social provocado por el “corralito” bancario, una pobreza que alcanzaba al 50% de la población y la represión policial que dejó 39 muertos en las calles. Su huida en helicóptero desde la Casa Rosada se convirtió en el símbolo del fracaso de un modelo neoliberal impuesto a sangre y fuego por el FMI.
Más de dos décadas después, Javier Milei parece caminar directo hacia ese mismo abismo.
Sus recortes salvajes han dejado al país en ruinas:
60% de la infancia bajo la línea de pobreza.
Una inflación anual superior al 300%.
El salario real desplomado en más de 25% en apenas 8 meses.
Jubilaciones pulverizadas y comedores populares desbordados sin recibir asistencia del Estado.
Mientras tanto, Milei y su círculo íntimo —encabezado por su hermana Karina, ya señalada en una red de sobornos— utilizan la administración pública como un botín. Lo que se presentó como “fin de la casta” ha resultado ser un gobierno al servicio del capital financiero y los fondos buitre.
En 2001, la chispa que encendió el país fue el corralito. En 2025, la chispa es el hambre. La gente elige entre comer o pagar medicamentos, y la clase media se desliza hacia la miseria sin freno.
La respuesta social no se ha hecho esperar:
Huelgas docentes y del transporte paralizan ciudades.
Los cacerolazos vuelven a sonar en Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
El grito de “que se vayan todos” resuena con fuerza contra quien se autoproclamaba “mesías anticasta”.
La diferencia respecto al 2001 es que Milei no está solo: tiene el respaldo explícito de Donald Trump y de la ultraderecha internacional, que ven en Argentina un experimento político extremo. Pero ningún aval externo detiene a un pueblo que se levanta contra el hambre.
De la Rúa juró que resistiría y terminó en helicóptero. Milei insiste en que se quedará “hasta el final”. La pregunta no es si habrá helicóptero, sino cuándo y en qué condiciones.
La historia argentina enseña una lección: ningún presidente sobrevive mucho tiempo cuando decide gobernar contra su pueblo.
Fuente: Spanish Revolution