Mateo Saravia: el poco conocido asesor y aportante de la Autonomía Santiagueña
¿Cómo vino este hombre y su familia pertenecientes a la élite de funcionarios gubernativos y comerciantes de la ciudad de Salta a poblar el sur de Santiago del Estero, en el convulsionado tiempo de la autonomía provincial?

Por el Lic. Mauricio Fernando Villarroel
Su nombre completo era Mateo de Saravia y Jáuregui (1762- 1836), quien fue conocido en su época como el “Doctor Mateo Saravia”, fue un jurisconsulto, político, militar y hacendado salteño . Ocupó diferentes cargos administrativos en su ciudad natal hasta 1.806 que recibe una merced de tierras en el Curato de Sumampa, allí comienza su vínculo con Santiago del Estero.
Mientras en el sur de Santiago del Estero la “Frontera de la Reducción” venía de vivir años de relativa calma y había descendido notablemente su población, según el Censo 1.794 realizado en el Curato de Sumampa por el sacerdote Pablo Chávez. En los últimos años del virreinato Concepción de Abipones dejaba atrás su forma de “misión y pueblo” para transformarse en Fortín de Frontera. Cabe recordar que en aquel tiempo Santiago pertenecía a la Real Intendencia de Salta del Tucumán. Hacia el oriente esta jurisdicción virreinal poseía una extensa Frontera con el Chaco, desde Orán (Salta ) a Laguna de los Porongos sobre el límite santiagueño, en cercanías de Mar Chiquita.
En el año 1.806 a raíz de las Invasiones Inglesas Mateo Saravia se incorporó como oficial de las milicias de Intendencia de Salta, actuando en ella en 1.807, su regreso fue comisionado temporariamente como comandante de Frontera con el Chaco. A fin de reforzar la línea de fortines recorrió los puntos estratégicos de aquella extensa frontera. Allí tuvo la oportunidad conocer las bondades de la región del Bajo Río Dulce.
Es posible que por los servicios prestados o por acuerdos con la élite gobernante de la Intendencia de Salta y el virrey Rafael de Sobremonte en el 1.806, este último en ejercicio de sus funciones le habría otorgado a Mateo Saravia (por cedula real) la más “tardía y extensa” Merced de tierras llamada El Carmen, ubicada sobre los límites de Santiago y Córdoba. A partir de la obtención de esta nueva propiedad en tierras lejanas, el doctor Saravia tomó posesión demostrando un especial interés en producir “elementos de la tierra” y colonizar la región.
LOS SARAVIA Y LA ÉLITE SALTEÑA
A partir del otorgamiento de aquella merced de tierras, los Saravia se movieron periódicamente entre ciudad de Salta y la estancia del Carmen, en el sur de Santiago del Estero. Alternaban sus viajes don Mateo y sus hijos José Antonio, José Manuel y Nicolás, para poder tener control sobre sus bienes. Al tiempo que en su provincia natal los Saravia pertenecían a la élite política-comercial, ésta y otras familias distinguidas ocuparon los cargos administrativos más importantes del cabildo durante el periodo virreinal y en muchos casos, continuaron después del nacimiento de la patria: varios de estos personajes conformaban una casta de funcionarios cuyos miembros habían estudiado leyes en Chuquisaca.
Esta red de familias continuó aún después de la Revolución de Mayo , (con algunos cambios) pero manteniendo siempre el entramado de parentesco, compadrazgos e intereses de la elite salteña.
Mateo Saravia se desempeñó como Fiel Ejecutor del palacio de gobierno de Salta, cargo que habría ocupado desde 1.791 al 1.804, rotando luego esta oficina entre miembros de la familia durante 30 años. En el período virreinal, el “fiel ejecutor” era un cargo concejil al cabildo, es decir una institución municipal responsable de controlar la aplicación de normas relacionadas con los precios, pesos, medidas, abastecimiento de alimentos y pulperías.
Su función principal era garantizar que los comerciantes cumplieran con las regulaciones comerciales, y que los precios fueran justos en la ciudad de Salta y su área de influencia. En cuanto a los negocios de familia eran dueños de innumerables “latifundios y herencias”, se dedicaron al negocio de efectos de la tierra, promovieron el cultivo de la caña de azúcar y la yerba mate y la exportación de mulas a Potosí y otros puntos del Alto Perú (igual rubro de las familias Castellano Arias, Cornejo Figueroa). (Marchionni, M. D. 2000.pp.11-24).

MATEO SARAVIA: SU RELACIÓN CON LA AUTONOMÍA
En aquellos tiempos llegó al Fortín Abipones el comandante Juan Felipe Ibarra (1.817) con quien Saravia no tardó en vincularse, convirtiéndose en un aportante de recursos, además un consejero y confidente para Ibarra y sus oficiales. El Doctor Mateo Saravia y Jáuregui poseía una personalidad polifacética: en él conviven el militar , el jurisconsulto, el hacendado y el comerciante. Era el dueño de la estancia del Carmen, “una estancia poblada, con capilla y con alrededor de 40 ranchos”. Saravia era, a su vez, vocero de otras estancias cercanas; fue amigo personal y suegro de Ibarra, se habría desempeñado como “el asesor” en materia legal; ambos además intercambiaban opiniones políticas y estrategias militares. Cabe recordar el origen militar del salteño, por lo que no le era ajeno al oficio de guerrear.
El letrado siempre estuvo dispuesto para aportar “hombres” y “elementos de la tierra”, como lo había hecho con los ejércitos patrios, y repitió su ayuda también con la partida autonomista cuando Ibarra puso su tropa y su “campamento en marcha” desde Abipones ( el 25 de marzo de 1.820) rumbo a la capital santiagueña para declarar la Autonomía de la provincia de Santiago del Estero.
Mateo Saravia junto a sus hijos ayudaron a Juan Felipe Ibarra con recursos, ideas y armas para la declaración de la Autonomía Santiagueña . Los hermanos Manuel Antonio y José Manuel Saravia estuvieron a servicio del caudillo santiagueño , durante la última etapa de aquel proceso desde fines de marzo y todo el mes de abril de 1.820.
Los salteños cumplieron diversos roles o estuvieron prestos esperando las directivas del comandante amigo, ya que no solo se marchó hacia la capital, sino que no podían quedar vacíos los otros destacamentos de frontera. Una vez lograda gesta separatista y, siendo Ibarra gobernador de la nueva provincia, siguieron vinculados a él como subalternos y como familia, ya que se convirtieron en sus cuñados (ver párrafo siguiente). Al cabo de unos años dos de los hermanos Saravia (en diferentes momentos) fueron catapultados con el apoyo ibarriano a la gobernación de Salta.
En cuanto a las relaciones entre El Carmen y Abipones, eran de apoyo reciproco es sabido que el comandante Ibarra brindaba protección a los Saravia, como así a las demás estancias del curato, pero, por cercanía y por amistad con el fortín, la familia salteña recibía un trato diferenciado: se enviaba por seguridad y para control de los caminos “un piquete de 8 a10 soldados casi permanentes a la estancia de El Carmen”.
Durante las estadías de los Saravia en su estancia santiagueña , son comentados (por tradición oral): los “convites” que realizaban los Saravia en el casco de la estancia teniendo como invitado a Ibarra y sus oficiales, estos encuentros de camaradería comprendían largas tertulias donde no faltaba la música. Siempre se habló de la existencia de un “piano de cola” y otros instrumentos musicales en la casona. Tener en cuenta que estos vínculos de amistad se potenciaron con el noviazgo y posterior casamiento de Juan Felipe Ibarra con Ventura Saravia hija de don Mateo Saravia.
El Fortín por entonces contaba solo con 50 blandengues instruidos y pertrechados y, además, habrían llegado desde Santa Fe alrededor de 120 militares, una compañía enviada por el “caudillo amigo” Estanislao López y el resto fue el “ejercito de vecinos”, es decir, lo que se llamaban milicias montoneras, hombres reclutados en la región, por convencimiento, por la fuerza o como aporte de los estancieros . Se calcula que Ibarra sitió la ciudad capital con un ejército insurgente de alrededor de “500 almas”, el 31 de marzo de 1820.
Siendo un hombre acaudalado Mateo adhirió tanto a los movimientos independentistas patrióticos, como así los movimientos autonomistas, en primer lugar la de su provincia norteña y la de Santiago del Estero, con posterioridad siguió asesorando y brindando apoyo pecuniario a otras causas organizativas de provincias del Norte.
“Mateo Saravia, fue designado diputado de la provincia de Santiago del Estero al fallido Congreso de Córdoba de 1821, a merito ascendiente de su persona y de la postura federalista que adoptó ( fue el primer representante de Santiago a un cuerpo nacional, en uso de sus propias facultades). Fue suegro de Ibarra y su asesor político, se distinguió como mediador en sus relaciones (antes y después de la autonomía), en las desavenencias de él con el gobernador de Córdoba, según se desprende de la correspondencia pública del santafesino Pedro de Larrechea, como así los cruces con el gobernador Estanislao López y con el mismo Larrechea”. (Cutolo, V. O.,1.969).
Para finalizar su investigación, el historiador Vicente Osvaldo Cutolo expresa que “casi nonagenario”, don Mateo Saravia era poseedor de extensas propiedades, y latifundios heredados. Estas propiedades se encontraban en las actuales provincias de Tucumán, Salta y Santiago del Estero (y Norte de Córdoba). Redactando su testamento el 18 de diciembre de 1.834, ya anciano, se radicó en Lima, donde falleció en 1836. “Fue un gran devoto del Cristo del Milagro de Salta (y de la Virgen del Carmen) a cuyos cultos contribuyó”.
Por su lado, es conocido un reclamo de Ibarra siendo ya gobernador, demostrando su afecto por aquel Fortín Costero, donde había prestado servicios por tres años y además reconociendo cuanto le debía la Autonomía Provincial a Abipones. El 9 de agosto de 1821, ordena que se entregue la contribución completa de la ciudad de Santiago “para auxilio de los vecinos y la gente que guarece, y para socorrer la frontera de Abipones”.
Fragmento de investigación inédita: “Fortín de Abipones, ideas y recursos para la Autonomía Santiagueña”.
Ilustración de Esteban Tolj.