Tucumán: identifican la víctima 120 del Pozo de Vargas, la fosa común más grande del país
Se trata del obrero azucarero René Salustiano Ruiz, quien fue secuestrado en junio de 1976, en el pueblo de Caspinchango. "Mi abuelo se pasaba días, a caballo, buscando en cada pueblo algún dato sobre su hermano. Se murió sin haberlo encontrado", contó un familiar.

A 50 años del inicio del Operativo Independencia en Tucumán, el inicio del terrorismo de Estado, en febrero de 1975, se dio a conocer una nueva identificación en el Pozo de Vargas, la fosa en donde se ocultaron restos de detenidos desaparecidos. Se trata de René Salustiano Ruiz, quien fue secuestrado de su casa por un grupo de tareas del Ejército el 2 de junio de 1976, en el pueblo de Caspinchango, en el sur de la provincia. Tenía 40 años y era obrero de la actividad azucarera. “Mi abuelo se pasaba días, a caballo, buscando en cada pueblo algún dato sobre su hermano. Se murió sin haberlo encontrado”, contó un familiar.
La identificación fue confirmada a Ámbito por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que también indicó que los restos fueron extraídos del pozo por el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT), en el marco de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas.
Desde que se iniciaron en 2002 las tareas de investigación en el Pozo de Vargas, que se encuentra en el municipio de Tafí Viejo, los peritajes les han devuelto sus nombres a 120 víctimas, cuyas familias estuvieron décadas sin conocer el destino de sus seres queridos. De acuerdo al EAAF, la familia de Ruiz ya fue notificada, aunque todavía resta la instancia en la que las partes, con autorización de la Justicia Federal, deberán ponerse de acuerdo para la entrega de los restos.
René Salustiano Ruiz vivía con su familia en el paraje conocido como La Ciénaga, en el pedemonte tucumano, cuando en enero de 1976 se traslada hacia el pueblo de Caspinchango, a unos kilómetros, en donde había un pequeño ingenio azucarero, del que hoy sobrevive apenas una derruida chimenea. Por entonces, con su tercera pareja, con quien no tuvo descendencia -una separación y otra falleció- Ruiz ya tenía cuatro hijos. En ese ingenio consiguió trabajo y su oficio era el de balancero, una tarea de importancia, pues tenía la responsabilidad de pesar la caña de azúcar que ingresaba a la fábrica en los carros.
En Tucumán, el Operativo Independencia, fue comandado por el general Adel Vilas, bajo la órbita de la V Brigada del Ejército. En diciembre de 1975, Vilas fue reemplazado por Antonio Domingo Bussi, quien murió en 2011, a los 88 años, condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar.
En una primera etapa, Vilas dirigió a 5.000 miembros del Ejército, otras fuerzas federales y provinciales, y aunque el objetivo oficial era “aniquilar” la guerrilla, el accionar represivo se volcó en los pueblos y en las principales ciudades tucumanas en contra de quienes resistieron a las persecuciones. En particular y en medio de una profunda conflictividad política y social, en contra de trabajadores azucareros, ferroviarios y estudiantes secundarios y universitarios.
El pueblo en donde se había afincado Ruiz, en donde todos lo conocían como “Chala”, se encontraba en una zona en donde el Ejército tenía una fuerte presencia, pues en esa porción del extenso pedemonte tucumano el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), había instalado en 1974 la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez.
En pocos meses sus miembros son neutralizados pero, de acuerdo a los juicios que comenzaron a fines de los años 90 y fueron reimpulsados desde 2003, la política del terror a la población se extendió, como preludio del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
En el mismo juicio “Arsenal Miguel de Azcuénaga” -otro centro clandestino de detención ilegal, en una dependencia del Ejército, por donde pasaron 267 personas- un testigo aportó más datos. Juan Manuel Quinteros, también de Caspichango, recordó haberlo cruzado a “Chala” Ruiz en el Arsenal. Contó que “frente a su casillero -tabiques muy pequeños en donde los detenidos estaban todo el tiempo acostados, con sus manos atadas y vendas en los ojos- estaba ‘Chala’ Ruiz. Que le pidió que le dijera a su mujer en donde estaba para que ponga un abogado y lo saque. Pero Ruiz no salió nunca”. (Ámbito.com | David Correa).