Judiciales

Fuerte repudio del MOCASE por la toma de campos por grupos armados

Los últimos hechos generaron preocupación por el avance de la violencia en conflictos de tierras en Santiago del Estero.

El Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina (MOCASE VC) manifestó su enérgico repudio ante los graves hechos de violencia ocurridos en el llamado “conflicto de Sachayoj”, en el departamento Alberdi. El episodio, que ha conmocionado a la población santiagueña y genera un acalorado debate judicial, tuvo como protagonista a un grupo armado conformado por 27 personas que ingresó al campo en disputa, liderado por un individuo identificado como Quinteros.

Daniel Quinteros, detenido en el conflicto de Sachayoj, líder de la banda armada, ex empleado del empresario Cordobés Andrés Cadamuro en la zona de Pinto

Según denuncia el MOCASE VC, Quinteros, un personaje conocido en la región de Pinto, en el departamento Aguirre, ha sido arrestado y enfrenta cargos en su contra por organizar bandas armadas para usurpaciones. El comunicado también menciona la orden de captura nacional contra Diego Kemel, actualmente prófugo, por un violento tiroteo contra familias campesinas en Las Abras, departamento Mitre. Estos casos evidencian, según el movimiento, un modus operandi sistemático que involucra a sectores empresarios y que afecta tanto a las comunidades campesinas e indígenas como a empresarios con derechos sobre sus propiedades.

Empresario Cordobés Andrés Cadamuro, detenido por tiroteo contra familias indígenas organizadas en el paraje Las Abras

El MOCASE VC destaca que esta situación no es aislada y forma parte de un entramado que vincula a grupos armados con empresarios agroganaderos. Señalan que estos sujetos, como Quinteros, ofrecen servicios clandestinos en un “mercado negro” que permite expulsiones violentas y que, en ocasiones, se conecta con redes de narcotráfico. El comunicado hace referencia a empresarios como Cadamuro, Serafín y Balbi, quienes, según la organización, recurren a estos mecanismos para evitar los procesos judiciales civiles que establece la ley.

El movimiento también expresó su preocupación por el papel de ciertos funcionarios judiciales, como el juez Álvaro Mansilla, del Juzgado de Añatuya, a quien acusan de otorgar medidas anticipadas en favor de empresarios, en perjuicio de las comunidades campesinas. Según el MOCASE, estas acciones facilitan la entrada de grupos armados a las tierras en disputa, citando ejemplos en localidades como Lote 38, La Simona y El Chãñaral. Estas intervenciones judiciales, aseguran, generan un clima de violencia evitable si se respetaran los procesos legales correspondientes.

Diego Kemel, prófugo de la justicia con pedido de Captura Nacional. Líder de la banda armada junto con Cadamuro y Luna que ingresó y ejecutó el tiroteo contra las familias indígenas organizadas de Las Abras

El comunicado enfatiza las graves consecuencias de estos conflictos: ataques armados, personas heridas de gravedad e incluso pérdidas fatales que podrían evitarse mediante instancias de diálogo y respeto a la legalidad. El MOCASE VC pide, tanto al Estado Provincial como a las comunidades afectadas, que trabajen en conjunto para garantizar la seguridad jurídica y evitar nuevos hechos de violencia.

Oficial de Justicia y empleada judicial de Añatuya Silvina Mansilla. Denunciada por Abuso de Autoridad e Incumplimiento de deberes del funcionario público

Por último, la organización campesina reafirmó que la única vía para resolver los conflictos de tierras es el diálogo, la unidad y el respeto a los derechos de las comunidades y empresarios de buena fe. También destacaron la importancia del rol del Estado Provincial, que, según el MOCASE VC, ha intervenido con responsabilidad para mediar en la resolución de diversos conflictos. “No existió ni existirá otra solución que no sea el diálogo y la unidad”, concluyó el comunicado, remarcando su compromiso con la defensa de los derechos, la autonomía y el federalismo en la provincia.

Juez Álvaro Mansilla de Añatuya, funcionario responsable de todos los hechos de violencia sucedidos en varios puntos de conflicto

Aquí el comunicado completo:

Cómo Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina (MOCASE VC) repudiamos enérgicamente los graves hechos de violencia sucedidos en el llamado “conflicto de Sachayoj” (departamento Alberdi) entre dos empresarios que disputan los derechos de propiedad de un mismo campo. El suceso que conmocionó a toda la población santiagueña y que es objeto de un polémico proceso judicial, hoy en boca de todos los medios, fue el ingreso de 4 camionetas con 27 personas armadas lideradas por Quinteros, un nefasto personaje ya conocido en la zona de Pinto, Depto. Aguirre, por trabajar organizando bandas armadas para este tipo de trabajos sucios.

 

Quinteros, hoy está detenido con varios cargos en su contra, al igual que hace unos meses atrás fueron detenidos Franco Luna y Andrés Cadamuro, a su vez que se ordenó el pedido de captura nacional del delincuente Diego Kemel, hoy prófugo de la justicia, por el grave tiroteo ejecutado contra las familias indígenas organizadas de Las Abras, Depto. Mitre.

 

Lo cierto es que hay un hilo conductor que relaciona a todos estos personajes entre sí. Quinteros había sido empleado del empresario Cordobés Cadamuro en 2022, organizando un grupo armado que ingresó al inmueble propiedad de un empresario agropecuario de la ciudad de Pinto de apellido Zerda. El objetivo de Cadamuro era EXPULSAR POR LA VIA ARMADA a los empleados de Zerda, y USURPAR el inmueble objeto del conflicto, en la zona rural de Pinto. Cuando analizamos el caso Sachayoj, nos damos cuenta que estamos ante un mismo modus operandi que se repite en dos localizaciones distintas de nuestro territorio provincial.

 

Lo que sucede es que Quinteros, como muchos otros peligrosos sujetos, ofrecen un servicio ya premeditado, pensado, sistematizado, ofertado en un mercado negro que subyace a los grandes negocios agroganaderos, conocido por empresarios que no solo usurpan sino que también tienen sospechosas vinculaciones con redes de narcotráfico. En el listado de Quinteros podemos mencionar a Milcoff, Padilla, Kemel, y tantos otros que las familias campesinas indígenas tuvieron que enfrentar injustamente en sus posesiones por obra de empresarios delincuentes como Serafín, Balbi, Giordanengo, Porta, quienes contratan a menudo estos servicios para eludir la vía judicial civil, por la cual la ley establece que deben resolverse todos estos conflictos.

 

Esta vez, como en el conflicto entre Cadamuro y Zerda, queda a la luz que las bandas armadas son un recurso recurrente y sistemático por el cual cierto sector empresario busca adueñarse de tierras que no le pertenecen y que esté fenómeno delictivo afecta a todo el sector privado en general, tanto a empresarios titulares como a comunidades campesinas indígenas, compuestas por familias poseedoras ancestrales.

 

Todo este entramado muchas veces es avalado por funcionarios del poder judicial,  como es el caso de varios conflictos de tierras en la zona sur provincial, jurisdicción correspondiente al Juzgado de Añatuya, cuyo principal responsable es el Juez Álvaro Mansilla. Este funcionario es conocido desde hace varios años por otorgar medidas a favor de empresarios, en contra de comunidades campesinas indígenas, incluso de forma anticipada, sin que el debido proceso judicial llegue a una instancia de sentencia. En muchos puntos de nuestra región sur, estas medidas anticipadas otorgadas por Mansilla han servido de puntapié para el ingreso de bandas armadas contratados por el empresario beneficiado por estos malos accionares. Como son los casos de Lote 38, Lote 48 y La Simona, en el depto. General Taboada, El Chañaral, Depto. Aguirre, o en Las Abras, depto. Mitre. La llamada “Restitución Anticipada de la posesión” incluso otorgada deliberadamente en tiempos de ferias judiciales, fue siempre parte del plan sistemático de USURPACIÓN. Paso seguido, aparecía la Oficial de Justicia de Añatuya, Silvina Mansilla, acompañada por el empresario y/o el grupo armado, para notificar de la medida ordenada y con un primer impacto atemorizante por la llegada de la funcionaria, los sujetos armados recurrían a ingresar violentamente a los campos, intentando EXPULSAR a los miembros de las comunidades quienes siempre se encontraron ejerciendo una legítima defensa de sus territorios acorde al derecho que adquieren por ser poseedores.

 

Las consecuencias son las de público conocimiento, ataques armados dentro de los territorios comunitarios, heridos de gravedad, incluso muertes que son totalmente evitables respetando los procesos judiciales acorde al Código que lo establece, y como último recurso cuando la gravedad lo amerita, generando instancias de diálogo para el entendimiento de ambas partes involucradas y la búsqueda de una resolución del conflicto.

 

Por esto es importante remarcar nuevamente, que las comunidades campesinas indígenas así como los empresarios titulares de buena fé, que vivimos y producimos a lo largo y lo ancho de nuestro territorio provincial, y que aportamos a la movilidad y crecimiento de nuestra economía santiagueña, necesitamos trabajar en conjunto, por medio del diálogo, para garantizar la SEGURIDAD JURÍDICA necesaria para repeler las bandas armadas que operan en nuestra provincia.

 

En este tema tiene un rol fundamental el Estado Provincial quienes han tomado con responsabilidad y compromiso la bandera del diálogo, y han asumido el papel de intermediario, para poner a disposición diversos recursos y personal de diferentes carteras y así garantizar el desenlace más justo para muchos conflictos que han tenido resolución en el último tiempo.

 

Cómo MOCASE VC sostenemos con firmeza que no existirá otra forma para la resolución de los conflictos de tierras que no sea la vía del Diálogo y la UNIDAD, para defender nuestros derechos, nuestro desarrollo, nuestra Autonomía, el Federalismo en nuestra Patria y nuestra Soberanía.

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